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A las puertas de un avivamiento misionero

Predicas Cristianas | Sermones Cristianos

Hechos 1:8

Introducción: 

Ante todas circunstancias internas y externas, que suelen presentarse en el cristianismo vivible de cada uno, debemos mantener encendida la llama misionera en nuestros corazones día a día. A pesar de la prueba, el vituperio, el señalamiento, las calumnias, y otros más, no podemos dejar de amar las almas perdidas, ni dejar de orar por ellas. En Ud., y en todo cristiano debe haber interés por la obra misionera.

La obra misionera es impulsada por el Espíritu Santo. Recuerde dos experiencias que vivió Pablo que entendió que era el Espíritu Divino el que lo guiaba al hacer la buena obra misionera: (1) en su propio llamamiento (Hch. 13:1-3); (2) una vez que le cambió la ruta del viaje misional que tenía programado (Hch. 16:6-10).

Jesús habló sobre la obra del Espíritu Santo. Si la estudiamos, se parece mucho a la buena obra misionera; dando a entender que el Espíritu Santo hace parte de ella. Extraigamos de Jn.16:7-13 lo siguiente: (1) convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio;  es decir, ese convencimiento se hará al hombre para que deje las prácticas pecaminosas y reconozca la obra redentora de Cristo (ver. 9); (2) guiará a toda verdad; (3) hará saber todas las cosas que habrán de venir; (4) glorificará a Cristo (ver. 14). ¿A caso esa no es también la función de la buena obra misionera; que las vidas vengan a los pies de Cristo, y el nombre del Señor sea glorificado en todo el mundo? Entonces el Espíritu Santo es el director de la obra misionera; con razón Jesús dijo: él os guiará.

Luego que el Señor Jesucristo está hablando sobre este asunto, detiene su enseñanza, porque sus discípulos, en el momento, aquel tema no lo “sobrellevaban” (ver. 12). La versión Dios Habla Hoy dice este versículo de la siguiente manera: “Tengo muchas cosas que decirles, pero en este momento sería demasiado para ustedes”. La Biblia Jerusalén dice: “Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello”. La Traducción del Lenguaje Actual dice: ” Tengo mucho que decirles, pero ahora no podrían entenderlo”.  Jesús sabía que en el momento ellos no lo asimilaban bien; a su debido tiempo lo comprenderían.

Para que ellos lo pudieran sobrellevar debían presenciar una serie de acontecimientos que hacían parte de la obra redentora de Cristo: Su muerte y resurrección para perdón de los pecados y victoria de los fieles (Ef. 1:7; Col. 1:14). Estos sucesos eran claves para seguir hablando de la obra del Espíritu Santo entre los hombres.

Luego de su resurrección, Jesucristo aparece a todos sus discípulos y les dice: “Recibid al Espíritu Santo” (Jn. 20:22,23). Es extraño, pero era una manera de decir que a partir de aquí sí lo podían lo sobrellevar, que podía continuar hablándoles del Espíritu Santo y su buena obra.

Luego de su resurrección estuvo con sus discípulos cuarenta días, hablándoles del advenimiento del Espíritu Santo (Hch. 1:3-5), incluyendo a Hch.1:8. Ahora el Señor sabía que lo podían sobrellevar, que lo entendían y lo apreciarían.

1.     La venida del Espíritu Santo

Aquél glorioso Consolador del que profetizó Joel hacía 855 años, y confirmado por Jesucristo, llegó sobre ciento veinte en un aposento alto en medio de una solemne fiesta judía. (Hch. 2:1,2).

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