Siete principios para la bendición

Insisto: Dios quiere darnos lo mejor de lo que usted y yo queremos. Él jamás podrá dejar de lado su naturaleza de Padre amoroso que quiere bendecirnos. Entonces, vivir a Cristo es la base para que recibamos las bendiciones materiales y espirituales que Dios quiere darnos.

IV. SOMETA LOS PLANES A DIOS

“…Entrega al SEÑOR todo lo que haces…” (Salmo 37:5 a, Nueva Traducción Viviente)

No siempre lo que usted y yo deseamos (sin que haya nada de malo en ello) está en armonía con la voluntad de Dios. Es probable incluso, que los proyectos (aunque luzcan benéficos), no honren ni glorifiquen a nuestro amado Padre celestial.

Es imperativo que desde hoy, usted y yo nos fijemos el propósito de someter todos los planes y proyectos en manos del Padre celestial. Él que nos creó, sabe qué nos conviene, y si es para nuestro bien, sin lugar a dudas nos lo concederá.

V. CONFIAR EN DIOS

“…confía en Dios…” (Salmo 37:5 b, Nueva Traducción Viviente)

Tras someter los planes en manos de Dios, es necesario confiar plenamente (sin reservas) en Él. El texto añade: “…Confía en Jehová…” Confiar no es otra cosa que alimentar la fe. Simplemente creer. Es un principio poderoso que nos ayudará a ver materializados nuestros sueños en el 2017.

VI. PERMITA QUE DIOS OBRE. “…Y Él hará…”

“…y Él te ayudará…” (Salmo 37:5 c. Nueva Traducción Viviente)

Un problema común entre muchos cristianos estiba en que una vez piden la intervención del Señor, quieren ayudarle a hacer las cosas. ¡Tremendo error! El autor sagrado nos enseña que además de entregar al Padre celestial todas las iniciativas, debemos depositar toda nuestra confianza en Él y dejar que haga las cosas a Su manera, y en su propio tiempo.

¿Qué aprendemos? Que es necesario dejar que Dios obre. Él tiene su propio reloj—muy diferente del nuestro–. En esencial, deje a Dios ser Dios.

VI. PIDA, PERO EN LA VOLUNTAD DE DIOS. Santiago 4:3-4

“…no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios. Aun cuando se lo piden, tampoco reciben porque piden con malas intensiones; desean solamente lo que les dará placer…” (Santiago 4:3b – 4, Nueva Traducción Viviente)

Sin duda usted y yo pedimos a Dios muchas cosas. Ahora, la pregunta es: ¿Por qué no recibimos respuesta a nuestras oraciones? El apóstol Santiago nos ofrece una respuesta. Es importante que aprendamos a pedir a Dios. ¿De qué manera? Sometiendo al SEÑOR todos nuestros planes, lo que implica que le dejemos obrar en su voluntad, y no en la nuestra.

Usted y yo estamos en el umbral de que se cumplan nuestros planes. En Dios, y bajo Su voluntad, no hay límites. ¿Ya se decidió por Jesucristo?

Conclusión

La mejor decisión que puede tomar, es recibir a Jesucristo en su corazón. Una decisión de la que jamás se arrepentirá. Él nos prepara para el éxito. ¿Cómo hacerlo? Dígale mediante una oración sencilla, allí donde se encuentra: “Señor Jesús, reconozco que he pecado.

Gracias por morir en la cruz para limpiarme de todo mí pasado de maldad, y abrirme las puertas a una nueva existencia. Te recibo en mi corazón como único y suficiente Salvador de mi vida. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén”

¡Lo felicito! Ha dado un paso que tiene trascendencia para el presente y el mañana: pasará la eternidad con Jesucristo.

© 2016. José Alfredo. Todos los derechos reservados.

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