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Un llamado a la gratitud

Estudios Biblicos… Predicas Cristianas

Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre…Y no olvides ninguno de sus beneficios…” Salmo 103:1-2

Introducción

Este es un salmo de ACCIÓN DE GRACIAS, donde se alaba a Dios por los beneficios del pacto, por su misericordia y compasión. Por dos ocasiones David se exhorta a sí mismo a alabar al Señor. Le dice a su alma en dos ocasiones: Bendice, alma mía, a Jehová. Es un llamado urgente a bendecir a Jehová su Dios.

Es una especie de reflexión personal que reconoce la grandeza de las bondades de Dios para su vida y entiende el valor insustituible que tiene la adoración.

David completa su expresión diciendo: bendiga todo mi ser su santo nombre. Quiere involucrar todos sus pensamientos, sus recuerdos, su mente, sus emociones, toda su persona en esta ofrenda de adoración. [1] Pablo diría “[que] todo vuestro ser: espíritu, alma y cuerpo [bendiga al Señor]” (1 Tesalonicenses 5:23).

El final del versículo dos, David dice: Y no olvides ninguno de sus beneficios [bondades]. El orgullo del hombre lo hace ingrato y olvidadizo (Deuteronomio 8:12-14; 2 Crónicas 32:25). Pero David le recuerda a su alma que Dios es la fuente de todas las bendiciones que disfruta, por lo tanto, todo su ser debe bendecir el nombre de su Dios y ser agradecido.

Te invito a que juntos repasemos los motivos de gratitud que David expresa en estos primeros versículos.

1. LE OTORGA PERDÓN. Él es quien perdona todas tus iniquidades.

El verbo está en presente (participio) para indicar que ha perdonado, perdona y perdonará todas las culpas. [2] El perdón es el primero y más importante don que pueda el hombre recibir de Dios.

La razón más importante que tiene un cristiano para darle gracias a Dios es por la salvación de su alma y el perdón de sus pecados. Ahí comienza todo.

El perdón de pecados es la cancelación de una deuda impagable; es remover la barrera que impide una comunicación directa; es reconciliar dos partes en conflictos; es ser restaurados a la gracia de Dios, por la obra terminada del Calvario. Sin el perdón de los pecados, que solo Dios puede conceder, el hombre está irremisiblemente condenado a la perdición eterna. Por eso, el mensaje del perdón de los pecados es una maravillosa esperanza de vida para todos los hombres.

El pecado es el problema central del hombre.

El perdón de pecados no se compra con dinero, ni títulos universitarios, ni se adquiere automáticamente cuando te haces ciudadano americano, ni se obtiene por confesarse delante de un sacerdote o rezar varios Ave María y Padre nuestro. La biblia enseña claramente que la seguridad del perdón está en la sangre de Jesucristo: “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7). (Cf. (Juan 1:29; Efesios 1:7; Hebreos 9:22–28; 1 Juan 2:1-2; Apocalipsis 1:5).

2. LE PROVEE SANIDAD. El que sana todas tus dolencias. [El que sana todas tus enfermedades (PDT)].

La biblia no revela de que enfermedades Dios sanó a David, pero por sus palabras inferimos que Dios pudo haberlo sanado de alguna enfermedad física. La palabra dolencias significa todo tipo de sufrimiento interior y exterior. Dios sana física, psíquica y espiritualmente.2 David tuvo muchas razones para estresarse y deprimirse. Crisis en la familia; traición de su mejor consejero [Ahitofel]. Necesitó sanidad emocional, psicológica y espiritual.

Su expresión sana todas tus enfermedades, revelan que creía en el poder sanador del Señor (“Yo soy Jehová tu sanador”. Éxodo 15:26). Para Dios ninguna enfermedad es incurable.

Tenemos la promesa de Jesucristo que dijo: sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán (Marcos 16:18). El Espíritu Santo imparte dones de sanidades a la iglesia para confirmar el poder del evangelio que predicamos (1 Corintios 12:9). Santiago instruye a los líderes de la iglesia que “La oración de fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará de su lecho. Si acaso ha pecado, sus pecados le serán perdonados.”  (Santiago 5:15 RVC).

Cristo no sólo provee perdón para los pecados; vida eterna y resurrección para la muerte; también Cristo proveyó sanidad para la enfermedad (Lucas 4:18; 5:23-24). El apóstol Pedro, ratifica que por las heridas de Cristo en el Calvario fuimos sanados. “Por sus heridas fueron ustedes sanados.” (1 Pedro 2:24 RVC). “por sus llagas fuimos nosotros curados” (Isaías 53:4-5).

David creyó que Dios sanaba todas sus dolencias; hoy nosotros seguimos creyendo que el Señor Jesucristo sana toda clase de enfermedad. (Hebreos 13:8).

3. LE OFRECE LIBERACIÓN. El que rescata del hoyo tu vida. [El Señor te rescata de la muerte. RVC].

David estaba más que agradecido de las tantas veces que el Señor lo libró de la muerte y lo rescató del hoyo de la desesperación (Salmo 40). Para este adorador, era importante darle gracias a Dios porque si aún vivía, era porque Dios lo había salvado varias veces de la misma muerte.

Dios libró a David de morir en las garras del oso o el león, mientras pastoreaba las ovejas de la familia, siendo un adolescente (1 Samuel 17:37). Lo libro de morir en las manos del gigante Goliat cuando se enfrentó a él (1 Samuel 17). Lo libro de la muerte cuando el rey Saúl lo perseguía insistentemente para matarlo, porque se había encelado de él. Lo libro de morir a mano de los ejércitos enemigos, cuando iba al frente de su ejército.

Fueron tantas sus experiencias con Dios en este sentido, que David se inspiró y escribió un himno de gratitud para recordar como Dios le había librado (rescatado) de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl (2 Samuel 22 (Idéntico al Salmo 18).

Dios no sólo nos libra del infierno, sino también nos libra continuamente de peligros, de accidentes y hasta de la misma muerte. De cuantas cosas nos habrá librado el Señor, de las que no somos conscientes de ella. La Biblia asegura que “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; más a ti no llegará.” (Salmos 91:7).

1 comentario en «Un llamado a la gratitud»

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