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El ángel de la muerte

Mensajes Cristianos… Ilustraciones para Sermones

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar compras en la ciudad de Samaria. Llegado éste a la ciudad se encontró cara a cara con otro ser que le quedó mirando fijamente. El criado se sintió profundamente turbado por aquella mirada penetrante del sujeto. Acto seguido, se dio media vuelta y regresó a toda carrera hasta la viña de su amo.

Llegando a la viña, tomó rápidamente un caballo y se subió en él. Entonces, el amo preocupado por aquella rara actitud de su criado le preguntó: -¿Qué es lo que te pasa? – El criado respondió: – Cuando llegué a Samaria me encontré con un sujeto vestido con una capa negra que me hizo una mirada penetrante que me turbó y ahora he decidido huir de este lugar e irme a Jerusalén.

Diciendo estas palabras se alejó de allí rápidamente. Entonces, el amo se dirigió a Samaria en busca de ese sujeto vestido con capa negra y con una mirada penetrante y rara. Encontrándole, sentado en una plazoleta, el amo se acercó y le dijo: – Oiga ¿Por qué Ud. asustó hoy día a mi criado con una mirada rara? – El sujeto le respondió: – En honor a la verdad, señor, debo decirle que yo soy el ángel de la muerte y que no lo miré en forma rara. Lo que pasa es que me quedé admirado de haberle encontrado acá en Samaria siendo que esta noche yo tengo una cita con él en Jerusalén.

Muchas gente alrededor de nosotros hablan y se ven muy valientes pero como la mayoría, le tiene miedo a la muerte. ¿Qué hay en la muerte, que no importa si eres rico, pobre, intelectual o analfabeta, de alta sociedad o baja, todos le tienen temor a este momento de su vida? Bueno, algunos, no todos. Los cristianos, los ¡hijos de Dios! Sabemos cual es nuestro destino, nuestra morada, para donde vamos.

Jesucristo dijo en (Juan 14:1–4) “…No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí. 2 En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. 3 Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar. 4 Ustedes saben el camino que lleva a donde yo voy…”

© John Darío Sánchez.

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