Como Dios nos expresa todo de forma honesta, algunos buscan transformar su amor a conveniencia de ellos.. Pero al hacer esto solo logramos vendar nuestros propios ojos, porque Dios es amor del verdadero, no hay manera de transfórmalo. Somos nosotros los que debemos ser transformados, no al revés.
De igual manera cuando amamos a alguna pareja, padres ó amigos, no hay que hacernos los desentendidos. El amor debe partir de la sinceridad, y sí algo no funciona hay que decirlo.
El Padre nos enseña que esto también es parte del amor, pues así como nos da momentos de alegría, también trae consigo la adversidad. Solo cuando ese amor es sustentado en manos de Dios, puede ser atravesado con éxito.
El amor no es ciego, es tolerante ( 1 Corintios 13:4-5)
¿Sí el amor es honesto, eso quiere decir que puedo decirle al otro todos sus errores? No es tan sencillo. Así como el amor debe ser atento y valiente para enfrentar problemas, no es egoísta ó jactancioso. El amor verdadero, es principalmente tolerante.
La tolerancia significa soportar, aguantar. ¿Es una tortura? No porque justamente lo hacemos de manera amorosa. Hay que ser sabios y equilibrados para amar. Así como Dios nos tolera y ama, debemos hacer con quienes tenemos cerca.
Somos tolerantes cuando en lugar de juzgar, ayudamos a qué determinada situación mejore. Cuando el amor es real , crecemos en él e incluso en la adversidad, amámos mas fuerte que nunca.
Conclusión
Nuestro Padre nos da la sabiduría necesaria para amar cómo él quiere. No estamos hechos para amores ciegos y llenos de engaño. Él nos pide amar partiendo de la sinceridad, compartiendo y tolerando, para crecer conjuntamente.
Éste mundo busca encasillar sensaciones bellas en problemas insuperables. Pero quiénes conocemos del amor de Dios, sabemos que para él nada es imposible. No es que él amor duela, es que no estás amando lo suficiente para curar las heridas.
Cuando amamos y somos amados para su honra, los problemas se vuelven desafíos. Con tolerancia y virtudes propias de él Espíritu Santo, somos capaces de superarlas con creces.
© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.
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