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Tu libre albedrío, no es tan libre

Reflexiones Cristianas

Prédica de Hoy: Tu libre albedrío, no es tan libre

Introducción

Los seres humanos son dados a vivir siguiendo el dictado de sus propias convicciones. Es esto lo que ha venido creando todo un paquete de fracasados en este mundo, porque han querido vivir haciendo uso de lo que algunos falsamente llaman “libre albedrío”, el que los ha arrastrado a un circulo interminable de insatisfacciones y malas decisiones que ha llevado a algunos sin exagerar hasta el limite del suicidio, simplemente porque ninguna de las decisiones que han tomado en esta vida les han reportado buenos dividendos.

No podemos obviar un concepto teológico a veces olvidado, es que con el pecado la capacidad de obrar bien según el libre albedrío quedó destruida y el hombre perdió todo lo que le permitía discernir entre el bien y el mal.

De la misma forma que en un momento determinado, cuando nos morimos todos los signos vitales que nos acompañaron durante la vida serán detenidos, así el día que Adán comió del fruto, acudió al entierro de su propia alma.

Su imaginación perdió su poder maravilloso de oír la voz de Dios para dar prioridad a todo lo que significaba obediencia al Señor de su vida, lo que le impidió comprender el amor de Dios porque su voluntad fue desviada hacia el camino del mal, echando por tierra el regalo del Señor para elegir siempre lo bueno.

Por tanto, lo que quiero puntualizar con esto, es que a nadie se le pondrá considerar salvo, si no se ha desprendido de la actitud arrogante del viejo Adán. Nunca podrá haber un “Adán salvo”. Por lo tanto, es una locura hablar de un “Adán salvo y un Adán perdido”. 

Libre albedrío – Cortar el cordón umbilical

Cortar el cordón umbilical que nos mantiene unidos al primer Adán, debe ser lo primero que hagamos cuando abrimos nuestros ojos espirituales y tenemos un encuentro genuino con la Sangre de la Cruz Histórica, si es que aspiramos al perdón de pecados como requisito indispensable para la salvación del alma.

“Soy salvo pero aun no estoy crucificado con Cristo” es un concepto popular que algunas veces oímos, pero la muerte de Cristo por nosotros y nuestra muerte con Él debe ser una experiencia, por que si no, nuestra unión con Adán en su vida sigue intacta. La muerte y resurrección son las provisiones de Dios para separarnos de Adán y de su vida.

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