El mandato es..

Proceso de evangelización

Desde el momento en el que fuimos bautizados en nuestra fe estamos llamados a llevar el evangelio a la humanidad empleando lo que el Señor nos ha regalado como son nuestros dones espirituales, y nuestra propia experiencia demostrada con una vida recta como forma de dar ejemplo de hombres que viven a pleno la experiencia de haber sido evangelizados.

Y además, ese mismo poder se nos da a nosotros, los que creemos verdaderamente y nos dejamos llenar de su amor, recordando que la autoridad la obtenemos por la relación estrecha que mantenemos con el Padre y con aquél que sacrificó su vida por amor a cada uno de nosotros, al punto que en todo lo que hacemos por amor y confiando en su poder, tenemos la seguridad de que tendremos victoria.

Pero Jesús no obligó a los apóstoles a evangelizar, ni les pidió que infundan el miedo a los que iban a ser evangelizados, aunque como nos dice la Biblia:

“Sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos” 1 Samuel 17:47

Pensemos lo que Jesús hizo por cada uno de nosotros en una entrega total que lo llevó a la cruz para enseñarnos la manera en la que debemos evangelizar, llevando su Palabra de amor y salvación para que las almas lleguen a sus pies, pero no podemos traer almas a sus pies cuando nosotros no hemos venido a Él, no podemos hacer que todos los pueblos sean discípulos del Señor cuando nosotros mismos no estamos viviendo ese discipulado.

¿Cuántos pretextos le hemos puesto a Dios para no hacer Su voluntad?

Que otros prediquen, que otros evangelicen a mi familia, decimos que es responsabilidad del pastor y de los líderes hablar de Dios y nos quedamos esperando, y nos enojamos cuando no se hace como nosotros pensamos y decidimos ir en búsqueda de donde supuestamente nos atenderán mejor, olvidándonos de que Jesús vino a servir y no a ser servido, y lo demostró con hechos, no solo con palabras ni deseos; Dios te ha dado dones, cada uno tiene uno en particular, ponlo al servicio del Señor, pues la recompensa será grande, será la vida eterna.

Dios está constantemente con nosotros derramando lágrimas por nuestras faltas, y nosotros nos sentimos abandonados. Y en lugar de acercarnos a Él buscamos otras experiencias en vicios como el alcohol, las drogas, las infidelidades y hasta los golpes a los seres queridos.

No encuentran paz porque se sienten abandonados por Dios mientras que su mano está sosteniéndonos en cada tropiezo que damos, por lo que:

“en las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra” Salmo 91:12, “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:31-32.

Ese es el Señor para nosotros, pero lo que debemos de preguntarnos es: ¿Soy yo verdaderamente para el Señor o hago las cosas sin estar consciente de su amor? Y por supuesto hay veces que la vida que llevamos no nos permite servirle como quisiéramos y no podemos experimentar la presencia del Señor a nuestro lado, o tenemos una enfermedad, o un problema de violencia doméstica, que nos lleva a preguntamos si esa promesa del Señor es real.

Para poder comprender lo que el Señor nos promete, debemos de estar llenos de Su Palabra y reflexionando en todo lo que hizo por nosotros pues ahí tendremos una visión clara de lo que significa evangelizar, siendo obediente al Padre en todo y poniendo en acción lo que leímos.

El propio Jesús y los apóstoles realizaron la primera evangelización

Gracias a esta ha llegado hasta nosotros el mensaje de Cristo, pero a causa de la situación en el mundo y la posición de la iglesia en este escenario todos debemos actuar como evangelizadores en el lugar donde estemos, convirtiéndose cada cristiano es un eslabón de la cadena de la evangelización, habiendo comprendido que si la cadena se rompe habrá muchas almas que se perderán para siempre en el infierno.

Deja un comentario