Genera en él un estado ambivalente pues con su espíritu quiere adorar a su Dios pero descubre que en su carne hay cierta complacencia a sus apetitos y deseos, los cuales se oponen entre sí. Satanás sabe explotar las áreas débiles de cada creyente. Él conoce aquellas cosas en las que antes vivías como esclavos del pecado y te quiere traer una y otra vez a ese terreno del cual saliste. Debes recordar que Satanás no te dejará en paz hasta que llegues al cielo.
II. ES LA ADORACIÓN QUE DEMANDA IR MÁS LEJOS
a. Satanás conoce el deseo del regreso (8:28).
El faraón que no conoció a José vio el gran progreso que Israel trajo a su nación haciendo grandes ciudades, aunque todo eso fue bajo la férrea mano de los capataces. El faraón de esta lucha ahora le dice que se vayan, pero no tan lejos, sin embargo, esta es otra propuesta que Moisés tampoco va aceptar.
Las pretensiones de Satanás en la vida del creyente serán siempre para que este no vaya tan lejos en su deseo de adorar a Dios. Y es que esa adoración a media le ha funcionado muy bien al enemigo. Ahora vemos que faraón reconoce el poder del Señor sobre sus dioses. Y como Moisés no aceptó ofrecer adorar a Dios en Egipto, le sugiera la posibilidad que se vayan, pero sin ir tan lejos.
Les plantea el arreglo de la salida, pero que no se escaparan de su alcance. Sin embargo, la respuesta de Moisés siguió siendo contundente. Aun cuando oró a Dios para que retirara la terrible plaga de las moscas v. 29, exige que el rey no falte más a la palabra de no dejarlos. Esta estrategia le ha funcionado bien a Satanás. Bien sabe él que un creyente sin profundidad no es efectivo. Hay creyentes estancados.
b. Satanás sabe del poder de la influencia.
El “no ir tan lejos” sigue siendo el planteamiento del “faraón” de hoy. Es aquel tipo de arreglos para que seamos creyentes sin ningún impacto. Para que no nos preocupemos por el crecimiento espiritual. Para que no hagamos de la palabra de Dios o de la oración las disciplinas que nos darán las continuas victorias. Algunos se siguen haciendo la misma pregunta: ¿Para qué ir tan lejos?
Por ejemplo, ¿para qué ir tanto a la iglesia? ¿Qué hacer todo el tiempo en sus actividades? ¿Para qué preocuparse por los demás? La conclusión para algunos es que hay diversiones en el mundo mucho más agradables que las que te ofrece la iglesia. ¡No vayas tan lejos! ¿Para qué ir tan lejos si al final vamos para el cielo?
Y así, el enemigo le está ganando la batalla a la iglesia, pues ésta lucha por el crecimiento espiritual de sus miembros, mientras que hay una incesante voz que dice: sirvan a Dios pero no se consagren tanto. Pero la orden que nos da nuestra “Moisés”, tipificando a Cristo, es salir e ir bien lejos en nuestro servicio al Señor. No te conformes donde siempre has estado. Arriésgate a ir más lejos.
III. ES LA ADORACIÓN QUE DEMANDA TODA LA FAMILIA
a. “… id ahora vosotros los varones” (10:11).
El enemigo del creyente siempre está buscando como cortarle la cabeza al hombre del hogar. Él sabe que si logra quebrantar la armonía de la familia, especialmente al padre como el sacerdote del hogar, ha logrado su objetivo. Vea que esta era la intención del faraón.
La negociación con Moisés es osada a este respecto. Por supuesto que en esta desesperación el faraón pareciera no tomar en cuenta que si despide a los hombres quiénes quedarían para el pesado trabajo. De modo, pues, que sigue negociando la salida. Desea dejar ir a Israel, pero sabe que con su salida se va también la prosperidad de Egipto.
Ellos fueron bendecidos con la presencia de ese pueblo desde que llegaron sus antepasados a la región de Gocén. La pérdida va a ser muy grande, de allí que presenta una penúltima negociación. Pero esta negociación era más peligrosa que las anteriores. Él sugiere que se vayan solo los varones v.11. ¿Qué estaba pretendiendo con esto el faraón? ¿Cuál era su propósito con semejante propuesta? ¿Cómo se puede servir al Señor sin que la cabeza del hogar esté presente?