Cuando Satanás Trabaja Para El Señor

2. “… pero vosotros, ¿quiénes sois?” v. 15c.

Satanás hizo un justo  reconocimiento a la persona de Jesús y al apóstol Pablo. De esta manera vemos que los demonios no sólo le temían a Cristo, pero también a Pablo. Hasta ahora, con la autoridad de Cristo y usando su nombre, los había echado fuera. Los discípulos en una oportunidad no pudieron sacar un demonio (Mt. 17:15, 16), de modo  que fueron reprendidos por el Señor. Pero esto no se dijo de Pablo. Desde la misma conversión, Satanás supo que Pablo había sido salvo para minar su reino y engrandecer el reino de Dios. Cuando el demonio dijo: “… y sé quien es Pablo”, estaba diciendo que un hombre como él estaba habitado por la persona de Cristo, de quien después Pablo diría que era morada de su Espíritu.  Pero mientras Satanás hacía este reconocimiento se dio cuenta que este grupo de “brujos de oficio” no están contabilizados dentro de la lista de los convertidos. ¿No esto interesante? Si algo sabe el enemigo es contar los salvos y los no salvos. Es muy importante que seamos conocidos por Satanás, pues ese reconocimiento nos confirma que hemos creído en Cristo. Sin embargo, hay que reconocer que algunos usan el nombre de Jesús y no son salvos.

III.  SATANÁS  SE ENCARGA DE  AVERGONZAR A LOS QUE USAN EL NOMBRE DE JESÚS EN FALSO

1. “Y el hombre en quien estaba el espíritu malo…  pudo más que ellos” v. 16a.  

Ahora podemos identificar quiénes eran  aquellos “exorcistas ambulantes”. Para sorpresa nuestra eran los siete hijos de un tal Esceva, quien era jefe de los sacerdotes. Esta posición denotaba una jerarquía muy alta, por lo tanto  estos jóvenes no eran hijos de cualquier padre. Así que lo que  más nos impacta de esta historia es que estos siete hijos estaban incursos en el mismo delito. ¡Perdidos en la misma casa!  ¿Qué pasó con ellos? Pues que se habían extraviado siguiendo estas prácticas en lugar de la ley (palabra)  que conocieron. Hay una tremenda verdad en esto. A veces los padres cristianos ignoramos las andanzas de nuestros hijos, quienes pudieran estar haciendo lo mismo  que hacen los que no tienen temor de Dios. ¿Por qué el espíritu malo pudo más que ellos? Porque no tenían al Espíritu Santo.  La verdad es esta: Si resistimos al diablo en el poder y la  fe en Cristo, él huirá de nosotros, pero si tratamos de resistirle usando el nombre de Cristo, o sus obras como conjuro o encantamiento, Satanás nos vencerá. Ninguno de nuestros hijos debiera ser derrotado por Satanás si vive bajo el temor de Dios (Stg. 4:7).

2. “…huyeron de aquella casa desnudos y heridos” v. 16b.

No sabemos qué clase de espíritu  atacó a los siete jóvenes, pero lo cierto fue que  quedaron muy avergonzados. La verdad que la intención del demonio fue destruirles, sea matándoles o poseyéndoles. Hay varias lecturas que debiéramos darle a esto. Por un lado está el hecho que con las cosas del mundo de los espíritus no se juega (Dt. 18:10-13). Que quien pretenda hacerle frente a la obra de Satanás, debe ser alguien que posee el poder de Dios a través de una comunión diaria con él. Quedó demostrada acá la vergüenza que produce enfrentarse al enemigo con las armas de la carne. Pablo va a decirnos más adelante que  “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas…” (2 Cor. 10:4). Satanás puede avergonzar a alguien que usurpa el nombre de Cristo, sin que tenga la autoridad de su presencia. Por otro lado, este texto nos muestra la gracia de Dios. Si bien es cierto que aquellos jóvenes fueron profundamente afrentados y humillados, el demonio no los destruyó por completo. La gracia divina está siempre presente. Estos jóvenes eran parte de una familia de Dios y la misericordia les alcanzó. Oremos para que ninguno de nuestros jóvenes tenga que pasar por una  vergüenza pública.

IV. SATANÁS AL FINAL PUEDE SER USADO PARA TRAER HONRA AL NOMBRE DE DIOS

1. “ Y esto fue notorio a todos… y tuvieron temor todos ellos…” v. 17.

La última parte de este versículo nos dice: “… y era magnificado el nombre del Señor Jesús”.  ¿No es esto maravilloso? En esta historia el principal protagonista es el diablo, pero no es quien al final se lleva la gloria, pues nunca le perteneció, sino el nombre de Cristo. Vea cómo  Satanás se convierte en un instrumento que Dios usa. Él fue quien se encargó de reconocer a Jesús y Pablo, quienes eran sus auténticos enemigos. Se encargó también de identificar a los falsos “cristianos” representados en los siete hijos del tal Esceva. Pero ahora la acción  de “exorcizar” a los exorcistas fue usada para que todos los habitantes de Éfeso, tanto judíos como griegos, lograran magnificar el nombre de Cristo en medio de una ciudad donde el nombre que más se magnificaba era la de la gran diosa Diana, así como los tantos dioses que allí eran adorados. Bendito sea Dios que al final usa todos sus medios para que los hombres le teman y se arrepientan. Hasta ahora así ha obrado. Satanás le está sujeto y él también puede ser instrumento para que los hombres se vuelvan a Dios. Observe la eficacia de esto en el avivamiento que nos ofrece el versículo 18. ¡Esto es asombroso!

2. “…trajeron los libros y los quemaron delante de todos” v. 18.

Esta historia pareciera mostrarnos a Satanás riéndose al principio. Pero no hay poder que se resista a Dios y su palabra. El diablo ha quedado desmantelado en Éfeso. Lo último que se imaginó el enemigo era que Dios usaría lo que  hizo con los hijos de Escevas para la conversión de multitudes en la ciudad, cuna de la magia y la brujería. Ya no fue el mensaje del poder del diablo, sino del poder de la palabra. Vea la abundante cosecha con sus visibles resultados. Lo primero que hubo fue una confesión pública de las malas prácticas. Pero no solo hicieron eso sino que destruyeron la raíz de la fuente de sus pecados. En esto queda claro que una cosa es creer, pero otra es confesar. Que una cosa es renunciar, la otra es destruir. El impacto de la obra de Cristo trae un “borrón y cuenta nueva”. Nos llama la atención que Lucas se aseguró en darnos el monto del costo de los libros de brujería como para ilustrarnos el tamaño del daño que se le hizo a Satanás y sus sirvientes. Pero sobre todo para indicarnos que aquellos que antes engañaban con ese oficio, ahora se dedicaran a la predicación de la palabra, dejándonos el testimonio que “así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” v. 20. Es una gran cosa saber que Dios usa al diablo para lograr sus planes.

CONCLUSIÓN:

“A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” fue el veredicto de Satanás a través del demonio. Este texto es muy revelador en esta historia, pues nos ubica en tres consideraciones importantes: Una, que los demonios conocen muy bien a Jesucristo, aunque no sea su salvador. Otra que conoce quiénes son los auténticos cristianos. Y por último que desconoce a los que pretenden usar el nombre de Cristo sin su autoridad. Este reconocimiento sirvió para que Satanás al final magnificara el nombre de Dios, pues él es soberano para usar sus instrumentos, incluyendo al demonio.   ¿Es usted conocido por el diablo?

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