Luces amarillas

El rugido es una expresión de su grandeza y evitar que su enemigo caiga en sus poderosas fauces y no despedazarlo. También Dios ante el desacuerdo con Israel, ruge, es decir lo amenaza indicando que su castigo será inminente y que debe retirar de delante de él su pecado o sufrirá las consecuencias.

El Señor coloca señales luminosas amarillas en la vida para advertirnos que se esta en desacuerdo con su voluntad. Literalmente no ruge, pero si amenaza nuestra existencia para que reconsideremos nuestra conducta y evitar el castigo.

Es lamentable observar que los seres humanos no experimentamos en cabeza ajena; debemos recordar las palabras de Moisés en el Salmo 90:12Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría“, debiéramos adquirir sabiduría de hechos previos y en otros personas para evitarnos las afrentas.

III. Las luces amarillas se encienden con motivos (vers. 5)

Caerá el ave a tierra, en la trampa si no hay cebo?”

Esta manera tan ilustrativa de Amós expresa que los castigos de parte de Dios no son el resultado de una mente caprichosa que juega con su creación. La ley de que a toda acción existe una reacción se cumple. Israel había estado trabajando en su oprobio castigo, no le iba a sobrevenir por azares del destino. Existían suficientes evidencias en su historia para hacerse acreedor al juicio de Dios.

La fiebre es una manifestación de que algo fuera de lo normal ocurre dentro de un organismo, es una señal que anuncia que algo a rebasado las defensas naturales y se activa en respuesta al elemento extraño.

La alza de temperatura no es un función caprichosa, sino tiene como propósito calentar el medio interno de individuo para matar al agresor; si la fiebre no puede controlar al germen, entonces existen medidas más drásticas para eliminar al enemigo.

En Israel los profetas eran esas luces amarillas intermitentes que anunciaban al pueblo que el Señor iba a reacción, pues el pecado de la nación había llegado a límites insostenibles.

Sus actos impuros, su idolatría, su infidelidad, su corrupción moral y espiritual, la opresión de los pobres, el enriquecimiento basado en el dolor de los demás, la doble moral, las malas actitudes entre ellos, el divisionismo, el seguir sus propios pensamientos en lugar de seguir la voluntad de Dios eran la carnada, cebo que atraería la atención de Dios y activar el castigo; pero antes de llegar ahí las luces preventivas se encienden.

¿Cuantas veces hemos escuchado a personas decir que de donde le sobreviene esta  calamidad? o de seguro pagan la maldad de sus antepasados. Los juicios de Dios llegan con razones de sobra para ejecutarse en la vida de aquel que no hace caso de sus advertencias, cuando abandona o reta a Dios.

IV. Las luces amarillas se encienden para estar alertas (vers. 6)

¿Se tocará la trompeta en la ciudad y no se alborotará el pueblo?

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