Nuestra actitud ante el llamado de Dios

2. Cuando erramos, el Padre nos prueba pero aún nos resguarda

a. Dios es perfectamente correcto: Por ese motivo nos prueba, porque quiere ver hasta qué punto creemos poder huir de su voluntad.

b. Dios nos tiene misericordia infinita: Incluso si nos resistimos e ignoramos su palabra, él sigue cuidándonos y orientándonos al arrepentimiento

  • i. Dios puso en duras pruebas a Jonás, desatando una terrible tempestad y siendo lanzado al mar, pero al mismo tiempo no dejó de resguardarlo (no murió sino fue tragado por una ballena).

3. La oración como confesión de arrepentimiento

a. La oración nos acerca al padre: Confesando de corazón y labios que nos hemos equivocado, agradeciendo, magnificando su gracia, y comprometiéndonos a ser verdaderos siervos, podemos volver a ser hallados en gracia ante nuestro Padre celestial.

  • i. La oración de Jonás glorifica la misericordia del altísimo para con él y a través de ella este profeta se compromete a servir al padre.

b. La oración nos abre las puertas a una segunda oportunidad

  • i. Cuando Jonás terminó de orar, Dios mando a la ballena vomitar a Jonás en la tierra, dándole libertad para emprender el plan de Dios.

4. Aceptar el llamado de Dios

a. Estar prestos a oír: Así como Samuel lo estuvo cuando Dios lo llamo a ser su profeta (1 Samuel 1:1-11)

b. Tener fe en la palabra de Jehová: muchas veces somos llamados por Dios, somos capaces de aceptar la palabra de Dios, pero no tenemos la suficiente fe para convertir en hecho su plan divino. (Hebreos 11:40)

c. Confiar en que podemos hacerlo: Ante ello, debemos clamar por esta virtud divina de la fe, la cual es requisito indispensable si queremos convertirnos en fieles servidos y hacedores del plan divino del Señor.

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