Dinámica de renovación espiritual

El primer balance viene dado por la relación ley-amor: debemos afirmar tanto la santidad y justicia de Dios, como su absoluto amor y misericordia. La existencia de la renovación es: “comprender la gracia de Dios en toda la extensión de su verdad” (Col 1:6) y la esencia de la experiencia cristiana es “la alabanza de la gloriosa gracia de Dios (Ef 1: 6). La única forma como podemos ver la gloria de la gracia, es ver tanto su ley como su amor cumplidos en la cruz; y nunca deben ser proclamadas como en oposición la una contra la otra, sino como cumplidas en Cristo.

Primero tienes que ver: la absoluta santidad de Dios; la magnitud de tu deuda, la categórica necesidad del justo castigo de Dios por el pecado, y por lo tanto la total bancarrota de tu condición, al considerar como fallas miserablemente, en no poder mantenerte en amor, en tu relación de pacto con Dios, lo cual debe hacerte anhelar desesperadamente la gracia del evangelio. Pero si no ves todo esto, entonces el conocimiento de tu perdón y de tu liberación no hará un impacto en tu vida, y tampoco apreciarás suficientemente lo siguiente:

La absoluta gracia de tu salvación (eres santo y santa, ante la vista de Dios); La riqueza de tu salvación (eres adoptado, adoptada) y La permanencia de tu salvación (no hay condenación) Pero al ver y apreciar todas estas verdades, entonces tendrás la seguridad del alma y la conciencia para enfrentar todo ese pecado que ciertamente hay en tu corazón. Mucha gente muestra resistencia:

1. Hacia la verdad total de la santidad de Dios y de la pecaminosidad nuestra

2. Hacia la verdad total de nuestra permanente aceptación

Esta resistencia conduce a la pérdida, tanto de tu comprensión como de tu experiencia de la gracia de Dios, terminando entonces por afectar las dinámicas renovadoras en tu vida. Todas las marcas distintivas de la vitalidad cristiana: osadía y humildad; estructura y libertad, verdad y amor; fluyen de esta visión de la ley y del amor de Dios, cumplidas de una vez y para siempre en la cruz de Cristo. La paradoja de la gracia se expresa perfectamente en la declaración del hijo pródigo “padre… no soy digno de ser llamado tu hijo (Lc 15:21). No somos dignos de ser hijos, sin embargo Sabemos que tenemos el derecho absoluto de acercarnos a él como Padre. Esta es la esencia de la experiencia transformadora del evangelio!

Si pensamos que somos dignos por nuestras buenas obras, entonces no habrá poder espiritual en nuestras vidas; pero, sí sólo pensamos cuán indignos somos, entonces tampoco experimentaremos ese poder espiritual. Las dinámicas de la renovación requieren ver y abrazar ambas verdades.

Eje: teología-espiritualidad

El evangelio, antes que todo, es una verdad, un cuerpo de contenido; pero debemos enfatizar por un lado, la necesidad de la comprensión y estudio de la verdad cristiana, y por otro lado, nuestra experiencia de esa verdad por medio de la presencia y el poder del Espíritu Santo. Tiene que haber un verdadero encuentro con el Dios vivo al que apunta la verdad. En el libro de los Hechos vemos vibrantes vidas e iglesias cristianas.

El cristianismo es:

Muy racional para el misticismo
Y muy místico para el racionalismo.

Cuando un cristiano o una iglesia:

Subraya lo cognoscitivo con exclusión de lo experiencial, O lo experiencial con exclusión de lo cognoscitivo, Entonces habrá pérdida de las dinámicas de la renovación. Ambas deben ser fuertemente enfatizadas y nunca ver a la una en oposición a la otra, sino como complementarias. Es una verdad que experimentamos y lo que experimentamos, nos abre el apetito por la verdad.

Nota: los verdaderos actos de avivamientos tienen tal poder en sí mismos, que con frecuencia producen tensiones en la iglesia. Ello se debe a que como todo verdadero avivamiento siempre es ortodoxia viva, entonces resultará amenazante para personas que están en otras posiciones:
ortodoxia muerta y heterodoxia.

Algunos cristianos viven en una ortodoxia muerta es decir, que tienen una sólida doctrina, pero rechazan el énfasis en la experiencia y la actividad (ortodoxia muerta). Otros en cambio, son cristianos heterodoxos, interesados en la vida real y en la sociedad, pero que rechazan la idea de una Biblia autoritativa y una fe ortodoxa. Los primeros criticarán a las iglesias reavivadas como muy radicales y los otros, como muy anticuadas. Ésta polarización es inevitable, pero las iglesias en renovación pueden agravarlo (y dañar la renovación) si surge el orgullo espiritual.

Dinámicas individuales

El evangelio opera en el corazón individual, según el siguiente ciclo:

Arrepentimiento:

Primero, el Espíritu Santo conduce a una persona a un nivel más profundo de arrepentimiento. Por ejemplo, es verdad que una parte del arrepentimiento consiste en colocar a la voluntad contra la conducta pecaminosa. Pero en una renovación espiritual, tus ojos son abiertos a formas más profundas de “carnalidad” en el corazón y te das cuenta que tu corazón es una fuente de donde surgen conductas y actitudes pecaminosas, que no son más que formas de conservar el señorío de nuestras propias vidas, por esa perversa actitud de buscar justicia por obras, enraizada en el egocentrismo. Y es que todos los cristianos mantenemos esquemas de auto salvación, o formas de continuar buscando de nuevo nuestra aceptación, y para ello, asentamos nuestros corazones sobre cosas creadas tales como trabajo, amor, posesiones, romance, reconocimientos, etc.

¿Por qué los cristianos hacemos esto? Por las mismas razones por las que lo hacen los no cristianos! El mundo odia:

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