La Rebeldia – 2ª Parte

Actitud del liderazgo ante un antagonista

La palabra antagonista significa: Contrario, discrepante, opuesto, disconforme, contrincante, opositor, etc.

Con las cualidades y las características que representan a un individuo así, ya usted debe tener una imagen real de cómo será el comportamiento de tal individuo dentro de una congregación.

Si el liderazgo hace caso omiso a la actitud de un antagonista, este puede causar grandes estragos y traer fatídicas consecuencias a la iglesia del Señor. El éxito de un antagonista está en el tiempo que se le da para infectar con su ponzoña al grupo.

El liderazgo en ataque.

El antagonista es incansable en sus planes, es vengativo, calculador, manipulador, no se da fácil por vencido hasta que no sacie su sed de venganza. Siempre esta en la búsqueda de nuevos adeptos que lo acepten con su propaganda censuradora sobre del liderazgo.

El diablo estratégicamente siempre buscara la manera que el antagonista enfoque sus cañones hostiles hacia el liderazgo y al mismo tiempo remover las diferentes esferas de la iglesia para provocar rebelión.

Sus dardos de fuego pueden ser enviados contra el liderazgo en general, o contra el líder principal en particular. El pastor de una congregación es la diana que Satanás escoge como blanco para lanzar sus proyectiles inmisericorde.

De ahí la necesidad de estar vestido con toda la armadura del Señor para poder estar firme contra las asechanzas del diablo y para poder resistir en el día malo (Efesios 6:11-13).

Rebeldía – La congregación en el blanco

Hoy, hay muchas iglesias que se han desintegrado a causa de la rebelión. Otras han cerrado sus puertas a causa de un instrumento antagónico que se ha introducido y se ha dejado usar por el diablo dentro de la comunidad cristiana.

Cuando una iglesia se desintegra es desastroso para la vida espiritual de sus miembros. Muchos quedan traumatizados, de tal manera, que no quieren saber nunca más de las iglesias, otros se apartan por largos períodos del Señor y solamente un milagro de Dios los hace volver al redil.

Muchos son los que se lamentan resignados y otros se quejan con preocupación que nadie hizo nada por detener la destrucción catastrófica. La realidad es que cuando esto sucede es de lamentar. Pero hay un dicho que dice: “Es mejor prevenir, que lamentar”.

Conclusión

Es responsabilidad de todos los miembros de la iglesia velar y cuidar la salud espiritual de su congregación.

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