Salida de Emergencia

Sentado. Escribiendo. Han pasado algunos días de aquel vuelo y, lamento decepcionarte, no paso nada espectacular. Llegue a casa, pero no hubo llamas. Llegue a destino pero no hubo humo. Tampoco hubo aterrizaje de emergencia, y mucho menos una evacuación. Pero hubo un mensaje. Claro…muy claro.

Dios quiso recordarme algunas verdades espirituales, lo hizo a miles de metros sobre el nivel del mar, y quisiera compartirlas contigo. En primer lugar, me enseño que nuestra vida es un vuelo, o para ser más preciso, cada día de nuestra vida es un vuelo. Que del mismo modo que lo hicieron conmigo aquella tarde, te preguntan a ti antes de cada vuelo: “¿Quieres sentarte en la salida de emergencia?”.

Con una gran diferencia, es el Señor quien te lo pregunta. El tiene un propósito para ti y para mi en cada viaje, y quiere saber si estamos dispuestos a llevarlo a cabo. Me recordó que es El mismo quien programa cada vuelo, que tiene un asiento especial disponible y te pregunta si estas interesado en ocuparlo. Tu agitada jornada de trabajo, el tiempo con tu familia, una conversación con tus vecinos, una visita inesperada de tus amigos, horas de estudio con tus compañeros, una reunión complicada con tu jefe. Son vuelos. Vuelos diarios. Algunos duran horas, otros minutos.

Pero todos tienen algo en común: que no viajas solo. Otros pasajeros están sentados a tu alrededor. Puedes observarlos? Dos asientos mas allá veras a uno. Parece viajar tranquilo, pero no es tranquilidad lo que tiene, es desesperanza.

A tu lado tienes uno dormitando, lo ves relajado pero si pudieras verías en lo profundo un alma que no encuentra descanso. Otro está ocupado, leyendo, aunque en realidad solo intenta tapar el vacío de su soledad. Esta el que nunca deja de trabajar (para no hablar), el que nunca deja de hablar (para no pensar), el que no deja de pensar (para no llorar). Uno y otro más.

No importa que estén haciendo, todos necesitan una salida. Una puerta de esperanza. Una salida de emergencia. Tú puedes indicarle donde está. Sabes el camino. ¿Quieres sentarte allí? Dios te lo pregunta cada día. Pero Dios también me recordó otra verdad, que cuando aceptas ese lugar cuentas con su cartilla de seguridad.

Tal como la tuve yo, El no te deja a la deriva. Sabe que necesitas de su guía. Tienes sus palabras, tienes su voz… Tú puedes escucharlo y él puede guiarte. Una vez, y otra vez y otra vez. ¿Sabes a que me refiero, no? Dios te ha dejado Su Palabra para que eches mano a ella antes de cada vuelo. Ocupar tu lugar en su plan divino es tan importante como conocer para que lo ocupas.

Esta allí, frente tuyo. Tomate un tiempo para leerla… Una primera verdad Dios quiere que sepas que eres un pasajero especial. No eres uno más. Has conocido a Jesucristo, has comprendido el evangelio, has puesto tu confianza en El. Eso te hace especial. Eres importante en cada vuelo porque conoces algo, que ignora el resto. Conoces la SALIDA. Dios te ha puesto donde hoy estas, como parte de su plan. Es posible que hayas cuestionado tu asiento alguna vez. ¿Quien no lo ha hecho?

Habrás alzado tu mirada al cielo, y con lágrimas en tus ojos habrás pedido que te cambie de vuelo. “Si tuviera otro trabajo…”, “si mi esposo compartiera mi fe…”, “si viviera en otra ciudad”, “si tuviese otros padres”, “si hubiese tenido otra educación”.

Pero recuerda, Dios es quien programa tus vuelos. No cuestiones sus planes, El sabe lo que hace. Dios quiere usarte allí. Donde estas. Donde estés. No en otro vuelo. En este. No en un asiento más adelante, tampoco en un asiento más atrás. Allí, donde estas. El lugar en que te encuentras hoy es desde donde hoy puedes mostrar la salida a quienes hoy están en problemas. ¿No cambia esto tu perspectiva? ¿No miras a tu asiento de otro modo?

Toma la cartilla, lee de nuevo sus palabras… y sonríe. Eres de vital importancia en este vuelo. Mas verdades Pero eso fue solo el comienzo. No solo quiere que sepas que eres importante, sino que sepas porque lo eres. El mismo se encargó de llenar esa cartilla con un sinnúmero de verdades acerca de tu identidad.

Sos una nueva criatura en Cristo (2ª Corintios 5:17), eres un ministro de la reconciliación (2ª Corintios 5:18), sos embajador de Cristo en la tierra (2ª Corintios 5:17), sos más que vencedor (Romanos 8:37), sos ciudadano del cielo (Filipenses 3:20), y mucho mas. Realidades espirituales que nuestro Padre dejo escritas para que supieras que estás preparado para ocupar ese asiento. Verdades que definen quien eres. Y eres tan especial para El que te lo dijo de muchas maneras.

Por su Gracia eres quien eres, y por su Gracia puedes marcar el camino. No necesitas aprobar el curso “Aprendiendo a abrir la puerta de emergencia en 10 segundos”. Suena atractivo, pero basta con señalar la puerta.

Tampoco necesitas asistir al seminario “Las 25 técnicas más exitosas de evacuación”, basta con compartir tu fe, solo eso. Los métodos pueden ayudarte pero… mostrar la salida es suficiente. Y para mostrar la salida alcanza con haberla atravesado alguna vez. Has estado en emergencia, lo recuerdas? Has abierto esa compuerta, y ahora sabes quién está del otro lado. El mismo que alguna vez te rescato, espera que le muestres la salida a quienes hoy están en emergencia. ¿Y el piloto?

También aprendí aquella noche, que no es bueno cuestionar al piloto. Aun sigo sin entender, cual es su tarea en una situación de emergencia. También me cuesta aun entender porque Dios permanece en la cabina, esperando que nosotros señalemos el camino. Él lo haría mejor. Sin embargo así lo quiso. ¿Y los tripulantes?

Ellos están a nuestro servicio, pero no harán nuestra tarea. Harán la suya. Dios no les ha dado a sus ángeles la misión de comunicar su mensaje. Te la ha dado a ti, me la ha dado a mí. Aquella fue una lección de vuelo para mi vida. El nos ofrece un lugar especial, nos califica con su Gracia para ocuparlo, y por alguna razón nos encomienda a nosotros la tarea de indicar a los demás la Salida de Emergencia.

Pero no quiero terminar aquí. Olvide comentarte el final de mi lectura. La cartilla terminaba con un último mensaje. Un mensaje escrito con letras mayúsculas, resaltadas y subrayadas. Era como una última recomendación. SI USTED NO DESEA CUMPLIR CON ESTO, POR FAVOR ANUNCIESE A LA TRIPULACIÓN PARA QUE SEA REUBICADO Dios tiene un plan para ti cada día. En cada vuelo. Eres importante para El. Te ha preparado para cumplir su misión. ¿Qué harás? ¿PEDIRÁS SER REUBICADO?.

© Martin Zanetti

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