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La familia que cree contra toda evidencia

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Reflexiones Cristianas

Reflexiones Cristianas Reflexión de Hoy: La familia que cree contra toda evidencia

Reflexiones Cristianas Lectura Bíblica: Lucas 1:5-25

Introducción

En este pasaje, Lucas nos narra el milagro del nacimiento de Juan el Bautista, el precursor y promotor de Cristo. Que nació de unos padres justos y virtuosos, dedicados al servicio de Dios.

Quizás ya por su edad avanzada, se encontraban resignados a que morirían sin descendencia. Por supuesto que concebir un hijo siempre ha sido considerado una bendición de Dios, así que el no tener la capacidad de concebir una descendencia, por el contrario, era considerado una maldición.

Dios se apiadó de esa hermosa pareja y mientras Zacarías hacía los servicios religiosos se le apareció el Ángel Gabriel, el Ángel de los anuncios del Señor. Zacarías era un hombre de fe, un hombre que vivía delante de Dios, un hombre para quien la realidad sobrenatural (esa que está fuera del alcance de nuestros sentidos) le era muy presente y muy cotidiana. Aun así, Zacarías, el justo y el piadoso, se sitió abrumado y atemorizado. Y más cuando el Ángel le anunció algo que era imposible: “Elisabeth te dará un hijo” (Lucas 1: 13).

Confiar en Dios no es una tarea para espíritus débiles.

Se requiere una gran fuerza de voluntad, porque implica abandonarse a la voluntad de Dios, a quien no vemos. Confiar es un acto de voluntad que, desde luego, sólo podemos lograr auxiliados por el Espíritu Santo, porque implica dejar a un lado todas nuestras seguridades, todas nuestras evidencias, ese suelo firme donde solemos pisar cotidianamente.

Para Zacarías no fue diferente. A pesar de orar continuamente por esa bendición, cuando el Ángel Gabriel le dice que sus plegarias han sido escuchadas, no da crédito. No puede simplemente confiar y agradecer a Dios que ha sido escuchado.

No puede simplemente abandonarse y prepararse para ser padre. Necesitaba estar seguro y pisar suelo firme, necesitaba que su confianza no quedará enganchada de una nube o un sueño… Así que se atrevió a pedir una prueba: “¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.” (Lucas 1:18).

Cuando pedimos a Dios pruebas, cuando condicionamos el seguir nuestra conciencia si Dios nos concede un favor, cuando tratamos a Dios como si fuera un banco o una tienda donde compramos su favor a cambio de buenas obras, actuamos igual: sin fe, sin confianza.

Por otro lado, Zacarías es también un ejemplo y nos conforta saber que Cristo favorece y premia a quienes son capaces de creer sin haber visto (“Bienaventurados los que no vieron, y creyeronJuan 20:29). Creer incluso cuando Dios envía una “evidencia” como una aparición y la voz de un Ángel también es difícil. Dios sabe bien que cuando pide nuestra fe, nos está pidiendo un salto al vacío, nos pide abandonar la evidencia y sólo confiar en su palabra.

Elisabeth y Zacarías

Elisabeth y Zacarías comprenden que Dios los llama a una misión trascendental y preparan a su hijo para predicar la venida de Cristo. En cierto sentido es la misma misión a la que Dios llama a todas las familias cristianas: hacer que el mundo vuelva su mirada a Cristo, que movidos por el ejemplo de sus padres, los hijos también prediquen, primero con su vida, que Dios es la única certeza y seguridad.

Cada familia cristiana debe ponerse delante de Dios, escuchar su palabra y estar dispuesta a confiar. Creer que debe promover los valores en sus hijos, aunque el resto del mundo privilegie más bien la promoción del consumismo, la promoción de la promiscuidad y los vicios. El cristiano sabe que Dios pide algo muy superior.

El mundo prefiere dedicarse a lo inmediato: es decir prefiere una recompensa inmediata. El cristiano prefiere reservarse esa recompensa para el cielo. Cuando la recompensa es inmediata es más pequeña; cuando la recompensa toma más tiempo, es mucho más satisfactoria.

Es como si queremos estar muy altos y muy seguros y sólo nos limitamos a subirnos en una piedra. Está bien, estaremos un poco más altos, obtendremos una recompensa inmediata porque subiremos muy rápido, pero nunca será suficiente, siempre estaremos buscando “algo más”…

Pero si nos tomamos el tiempo y el esfuerzo de subir a la montaña, la recompensa será mayor: podremos divisar un paisaje hermoso, llenaremos nuestros pulmones de aire puro y fresco, el sol nos llenará de energía y sentiremos una gran satisfacción. Lo mismo pasa con la virtud.

Conclusión

La misión de cada familia es preparar a los hijos para vivir los valores cristianos, para resistir a la tentación de la inmediatez y mejor refrenar sus impulsos, equivale a enseñarles a abandonarse en manos de Dios, a confiar en su palabra para hacer tesoros eternos que nadie pueda robar y no caduquen. (“Haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.” Lucas, 12:33). Ese es el salto de la fe: creer que Dios nos nunca nos defraudará.

© Miguel Angel Prado. Todos los derechos reservados.

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