La autoridad de los discípulos

Cuando vamos a predicar lo hacemos en obediencia al mandato que Jesús nos dejó. No lo hacemos por fama o por recibir algo a cambio, lo hacemos porque es la voluntad de nuestro Padre.

a. Gozarse de estar en el libro de la vida

Los discípulos regresaron gozosos de que aun los demonios se sujetaban a ellos, pero el Señor les dice que se gocen más bien de que su nombre esté escrito en el libro de la vida.

Puede ser entonces que Dios haga Maravillas a través de nosotros pero aun así nuestro nombre no esté escrito en el libro de la vida. Esto pasa con aquellos dedican su vida al Señor y son obedientes, pero se descuidan en algún momento de la vida y se apartan del Señor. 

b. Siervos de Dios

Dios quiere que en todo momento seamos obedientes a su palabra. Que no nos desviemos ni a derecha ni a izquierda, sino que obedezcamos en todo cuanto nos mande. Debemos ser siervos de Dios hasta el final de nuestros días, hasta el último instante debemos estar en obediencia a la palabra de Dios.

Conclusión

Dios puede y quiere usarnos para grandes cosas. El Señor necesita de siervos obedientes que dejen todo por causa del evangelio de Dios. Él sabrá recompensar esa obediencia y disposición a servirle.

Él nos usará para grandes cosas, para predicar su palabra, para sanar enfermos, pero todo esto lo debemos hacer en el nombre del Señor, pues es a través de su poder que estas cosas son hechas. Y como siempre toda la gloria debemos dársela al único Dios.

© Jose R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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3 comentarios en «La autoridad de los discípulos»

  1. Jesús inicia su ministerio de la predicación y el llamado de los discípulos a ser sus colaboradores. Dios le bendiga Pastor. Desde Chile Bendiciones.

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  2. Bendiciones pastor, mi pregunta, es posible que en tiempos actuales y postreros creamos a toda persona o espíritu , que se ponga a sanar enfermos , acaso no podría haver uno engañador como el anticristo, todo mundo que sanar enfermos, sintiéndose un justo.

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    • Querido hermano, es cierto que debemos tener discernimiento. No todo espíritu es de Dios (1 Juan 4:1). Siempre debemos orar y pedir guía divina para reconocer lo verdadero de lo falso. La fe en Cristo y el conocimiento de la Palabra nos protegerán de engaños. Bendiciones.

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