Abandonar el pasado

También tenemos un pasado en el que habita el pecado (Isaías 43:18). Ese pasado que atormenta e impide avanzar. Estos recuerdos no edifican y pueden llegar a ser piedra de tropiezo en nuestro camino. Jehová nos ayuda a deshacernos del pecado que se manifiesta en ese pasado.

II. ¿Cómo soltar el pasado? (Isaías 65:16)

El pasado, la culpa y el miedo, se abandonan en la medida en qué creemos en el poder de Dios. Él nos cambia y hace de nuevo, pero principalmente debemos estar dispuestos a qué ocurra.

Somos transformados por fe. No existe un abandono real sí no entregamos nuestro presente con fe. El Padre actúa con nosotros sí lo permitimos. Para soltar ese pecado que atormenta, necesitamos de fe y perdón. Sólo de la mano de Jesús podemos lograrlo.

Es un proceso qué se transita desde los detalles. Abandonamos el pasado cuando en nosotros abunda la voluntad de Dios. Buscarlo, orar, hacer iglesia, todas son maneras nuevas y reales en la que él se manifiesta.

III. Perdonar nuestro pasado (Joel 2:13)

Un motivo recurrente por él que miramos atrás, es falta de perdón.

Debemos arrepentirnos de corazón y entender que Dios nos perdona. Él tiene poder y merece respeto pero también es amoroso. Sabemos que jamás nos niega la oportunidad de empezar de nuevo.

Cuando Dios nos perdona, debemos también perdonarnos a nosotros mismos. La mejor manera de hacerlo es buscando su presencia sin cesar. Humillarnos ante él y llenarnos de su amor. Así él nos transforma y veremos qué ese pasado doloroso ha sido sanado.

IV. Necesidad de abandonar el pasado

Cuando tenemos urgencia de hacernos de nuevo, es porque Dios actúa en nosotros. De esa necesidad resulta la transformación en la que nuestro pasado deja de ser importante. Somos llamados a ocuparnos del hoy.

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