La ofrenda de otro… pero no mía

Hasta ese momento vivió de las riquezas de su padre, con las enseñanzas de su padre, con la historia de bendición de su padre, con la promesa que en él le sería dada una nación a su padre. Es decir, todo por causa de su padre; pero nada por causa de él.

Pero Dios, que es sabio y grande en sabiduría y verdad, se aparece a Isaac en persona, para que Isaac comience a ser heredero y no más una promesa de heredad. Para que Isaac, que había tenido una plataforma de conocimiento de Dios tremenda en su vida, ahora comience a vivir y experimentar la visitación del Señor por sí mismo.

Iglesia: hay un momento para ser forjados en el carácter en el Monte Moriah, pero hay una tierra de Gerar que está esperando por tu llegada pues es allí donde el Señor te va a visitar y hablar personalmente para llevarte a SUS propósitos.

Hasta hoy, todo ha sido una plataforma de formación dónde la unción de la Iglesia te ha bastado y de la cual te has servido, pero hay un tiempo profético en el Gerar de Dios, donde él te hablará dándote directivas claras y precisas.

Dios visitó a Isaac en Gerar y lo enfocó. No debía distraerse en Egipto. Debía quedarse allí y depender de la providencia de Dios. Ahora era Dios mismo interesado en Isaac e Isaac, ahora era el probado por Dios para ver si como su padre, él sería obediente.

Y el que otrora había sido un hijo ofrendado, ahora se transforma en una ofrenda, pues dice la Escritura que Isaac se quedó en Gerar como Dios le indicó. Es decir, ¡obedeció! Y por ser obediente, Dios lo respaldó, pues dice que habiendo hambre alrededor, por causa de la voz de Dios, sembró y contra todo pronóstico cosechó al ciento por uno y se enriqueció sobremanera.

¿Cuál es la enseñanza?

Isaac comprobó en Gerar lo mismo que su padre en el Monte Moriah, que Dios es PROVEEDOR de los que confían sus palabras y le obedecen.

Nosotros haremos proezas como los grandes héroes de la fe bíblica y muchos otros contemporáneos, cuando tengamos nuestra propia conexión de obediencia a Dios.

Conclusión

En la Iglesia coexisten dos grupos grandes y bien marcados de personas:

Los primeros, son hijos de creyentes, que de bebés fueron dedicados al Señor como ofrenda, siguiendo el ejemplo de Jesús, cuando fue presentado en el Templo por José y María

Los segundos, son creyentes que vinieron a Cristo siendo jóvenes o adultos; algunos han traído a sus hijos al altar para dedicarlos a Dios; otros ven con agrado a su familia obrar en la Iglesia.

Ambos grupos tienen que ver con una ofrenda: en el primer caso, involuntaria, en el segundo voluntaria.

Pero hoy, el Señor está llamando para que de estos dos grupos se forme un tercero.

  • De gente que voluntariamente se entregue a Dios como ofrenda
  • De gente que deje de vivir con unción prestada de sus padres, de sus cónyuges, de sus amigos
  • De gente que quiera tener la experiencia de ser barro en las manos del alfarero
  • De gente dispuesta a decir ante el llamado del Señor: ¿Quién irá por nosotros? Y responda, heme aquí, envíame a mí
  • De gente que como Isaac, pase de ser un hijo ofrendado a una ofrenda/sacrificio, santo, agradable al Señor

¿Quién responderá? ¿Quién hará la diferencia esta noche, y se dispondrá a oír la voz de Dios dándole instrucciones y directivas nuevas?

© Daniel Caramutti. Todos los derechos reservados.

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