Los Cuadros de Jesús – Parte IV

El resultado de esto fue el milagro en si. Felipe había hablado de un poco. Fíjese que aquí se habla de abundancia y quedar satisfecho.

Tenemos que hacer notar que aquellos panes tuvieron que ser recién sacados del horno. Los peces, asados en brasa, como lo hizo cuando resucitó. Bien puede uno imaginarse aquel milagro. Una multiplicación en cadena.

En un tiempo record, y sin tener que esperar tanto como sucede en algunos restaurantes, el Señor, el “huésped” por excelencia, alimentó semejante multitud. Solo Cristo puede hacer esto.

8. “Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada” vers. 12.

En Jesús habita la grandeza de la administración. ¡Qué bueno será aprender esto de él! Si despilfarramos lo que tenemos, llegaremos a ser como el “hijo pródigo”, después de tener abundancia.

Los padres necesitamos enseñar a nuestros hijos el valor de la administración. Hemos de recordar que después de estar satisfechos, hay mucha gente que todavía no ha comido.

9. “Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido” vers. 13.

Aquellos pedazos no eran migajas, sino sendos trozos que quedaron después que todos quedaron bien hartados. Juan es el único que mencionó este detalle de las cestas. El que fueran doce podía ser una para cada apóstol. Ellos dependían de las ofrendas de las mujeres. Cristo proveyó también el “lunch” para el siguiente día.

Los que querían hacerle rey…

Como era de esperarse, un milagro de este tipo, jamás nunca visto, levantó dentro de la gente la idea de convertir a Jesús en rey. Y de acuerdo con lo que sigue del resto del capítulo, la intención de los comensales era para Jesús le diera ese pan todo el tiempo. Pero vea la forma como Jesús enfrentó a esa multitud después.

1. Se retiró de ellos vers. 15
2. Les habló de la necesidad de trabajar y no solo esperar por este pan de gratis verss. 26, 27
3. Hay una comida que permanece para siempre vers. 35
4. “Yo soy el pan de vida que descendió del cielo” vers. 41, 51
5. Jesús le habló una palabra dura vers. 60
6. A partir de allí, muchos se echaron para atrás vers. 66
7. Jesús también desafió a sus discípulos a considerar los motivos que les impulsaban para estar con él vers. 67
8. “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” vers. 68

CAPÍTULO 7 – JESÚS COMO EL AGUA VIVA

Texto Biblico: Juan 7:37-39

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