Los Cuadros de Jesús – Parte VII

La actuación del traidor vers. 2

Lo que ya Judas había determinado, y la forma cómo se había prestado para que el diablo lo usara, muestra lo inminente de la cruz que estaba delante de Jesús. Era una realidad su muerte. Ya todo estaba preparado para que así ocurriera.

Por cuanto Jesús sabía que Satanás podía hacer más destrozos entre sus discípulos, a través de este acto él busca fortalecerlos. Sus manos tocando sus pies fueron un verdadero bálsamo para los momentos que tendrían que enfrentar. El buen pastor cuida a sus ovejas del lobo.

El gran contraste vers. 3

El que tiene el rango más grande, por cuanto vino del Padre y allí regresaba, con la acción de lavar los pies de sus discípulos, se presenta como el hecho más contrastante, más paradójicos. Juan pone estas interesantes palabras: “Como el Padre había puesto todas las cosas en sus manos”, como para que no quedara dudas de quien era el hombre que ahora se inclina para dar este ejemplo.

El que tiene tan inmenso rango se bajó para ponerse como un esclavo. Los hombres que gozan de sus altos rangos no hacen lo que Jesús hizo. Mientras más altos subimos, más preparados debiéramos estar para descender.

Se levantó de la cena vers. 4.

Esto indica que lo que Jesús hizo fue durante la cena. Usted tiene que imaginarse todo el cuadro. Jesús esta comiendo, sin embargo, pone a un lado la cena pascual, que al fin y al cabo era una cena que el mismo la había preparado, y comienza a lavar los sucios de sus discípulos. Y entre ese grupo estaba Judas, a quien Jesús lavó también sus pies.

El caso de Pedro vers. 6

Cristo lavó los pies de sus discípulos para dar a entender la purificación espiritual a la que el alma debe buscar, sobre todo cuando sabemos que el polvo representa el pecado que ha quedado pecado al cuerpo y necesita ser lavado. El mimo que lavó los pies aquella noche, el día siguiente estaría lavando sus sucios corazones de los pecados con su sangre inocente.

¿Qué significa la pregunta de Pedro? Era un reflejo de referencia y de humildad. Es como si dijera: “No dejaré que hagas esto por cuanto tú eres nuestro Maestro y eso no lo permitiré”. Pedro conocía muy bien esas manos y todo el bien que habían hecho. Él no expondría sus sucios pies para que el Maestro los tocara y menos que los lavara. Para Pedro aquello fue la escena más incómoda que le tocó vivir con Maestro y salvador.

Las razones que presentó Jesús vers. 7

1. Por ahora no entiendes, por lo tanto, debes obedecer. Y este principio sigue vigente. Hay cosas que a veces no entendemos, de modo que lo único que pide el Señor es mi obediencia.

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