El libro de Rut

El Libro de Rut Estudio # 23

Rut, la mujer esforzada en el trabajo

“Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de cebada. Y lo tomó, y se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio.” (Rut 2:17-18).

Si Booz nos revela sus bondades en el trato con sus trabajadores, especialmente vistas en el trato hacia Rut, ella nos revelará el uso diligente de sus manos para el trabajo. Estamos en presencia de una pareja con altísimas cualidades que, frente a una eventual unión futura, avizoraban un hogar lleno de mucho éxito y de felicidad. Rut era la ayuda idónea para este soltero de Belén.

“Espigó, pues, en el campo hasta la noche”. Rut pudo regresar a su casa después de haber comido, pero ella era una mujer con metas definidas. De esta manera se esforzó trabajando duro, todo el día de sol a sol. Aquel no era cualquier trabajo. La tarea de recoger los granos del suelo planteaba una posición agachada, muy tediosa y de paciencia. Agréguese a esto el detalle de desgranar “lo que había recogido”. Rut hizo esto sin quejas, sino con gratitud.

“Y lo tomó, y se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido”. Un “efa” era como una tina de cinco galones y medio (22 litros) de cebada. Así, pues, Rut después de haber pasado todo un día duro de trabajo, regresó a la ciudad trayendo lo cosechado. El reconocimiento de Noemí debió ser muy grande. Ahora ve la utilidad de su nuera, y el por qué se empeñó en permanecer con ella.

“Sacó también luego lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio.”. El asombro de Noemí tuvo que ir en aumento. No solo vio la cantidad de cebada traída, equivalente a más de 20 barras de pan, sino que dentro de algún envase Rut le traía a Noemí parte de la comida de la cual Booz le hizo participe. ¡Qué hermosura de virtudes nos muestra Rut! Un resumen de ellas nos habla de la humildad, diligencia, sabiduría y, sobre todo, de su generosidad.

Una de las cualidades de un hijo de Dios debe apunta hacia estas virtudes encontradas en Rut la moabita. Su esforzado trabajo fue puesto al servicio de los demás. Para ella, el cuidar de una viuda como Noemí era su prioridad. Dios nos ha dotado de virtudes, talentos y dones espirituales, pongámosle a todo esto la diligencia de Rut, aunque nos parezca duro el trabajo.

Las manos laboriosas nunca llegan a la casa vacías, sino llenas con frutos para sustentar a otros.

El Libro de Rut Estudio # 24

Bendito el que te ha reconocido

“Y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido. Y contó ella a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz” (Rut 2:19).

Rut fue una mujer con una absoluta devoción por la obediencia y por el cumplimiento de sus deberes. Para ella, el rendir cuenta no era algo opcional. Su suegra le había enviado a hacer un trabajo el cual era duro y laborioso, y ahora ha regresado para contar la experiencia del día; este es el tiempo para dar respuesta a las preguntas indagatorias de Noemí.

“Y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado?” La cantidad de cebada traída por Rut daba para hacer pan para muchos días, y además el traerle una porción de cereal tostado para comer, levantó una curiosidad asombrosa, llevándole a hacerle dos preguntas seguidas, como si no creyera lo que está viendo, y a su vez pensando dónde estuvo Rut.

“Bendito sea el que te ha reconocido”. Hasta ahora Noemí no sabe dónde estuvo Rut recogiendo los cereales de cebada, pero al final deja de preguntar, y sin importarle mucho el lugar donde fue, pronuncia una bendición para aquel quien tuvo a bien recibir a su nuera, y dejar que ella trabajara, se saciara, y hasta compartiera de aquella abundancia. Quien haya hecho eso, contó con la bendición de Noemí, y ella sabía muy bien el alcance de aquella bendición.

“El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz”. Desconocemos los pormenores de la conversación entre Rut y Noemí sobre el duro trabajo hecho “hasta la noche” (v. 17), pero de quien pronto habló Rut fue de Booz, su benefactor. Uno puede imaginarse a Rut contando la historia del día de trabajo, pero al hablar de este bondadoso hombre, sus ojos se llenarían de gozo y seguramente no escondían lo que Rut comenzaría a sentir por aquel extraordinario hombre.

He aquí la otra parte de esta historia traída en una revelación progresiva, que entrará ahora en el más hermoso cuadro de una relación de amor, cuya tipología será vista con el tiempo en el cumplimiento de Cristo con su iglesia. Es posible que Rut no supiera el nombre del mayordomo, quien le vio cosechar, pero tuvo muy claro que el nombre del varón dueño de las tierras dónde había trabajo se llamaba “Booz”. Ese hombre le había cautivado con su bondad y su generosidad.

El creyente con un corazón lleno de generosidad cuenta con una bendición que va en ascenso.

El Libro de Rut Estudio # 25

La benevolencia de Booz

“Dijo Noemí a su nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos. Y Rut la moabita dijo: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega” (Rut 2:20-21).

En el versículo anterior Rut reveló el nombre de “aquel varón”. A partir de ahora, la figura central de esta historia se concentrará en Booz. En la providencia divina Rut no fue a espigar a otro campo, sino al de él, proveyendo Dios para estas viudas más que el sustento de pan, sino también el cumplimiento de su plan redentor al ser Booz el pariente cercano de Noemí.

“Sea él bendito de Jehová”. Con esta fue la segunda vez que Noemí pronunció una palabra de bendición para aquel hombre que usó de su generosidad y su benevolencia para con ellas. Ahora ella comienza a ver cómo su condición de pobreza, hasta pedir que le llamaran “Mara”, se va a restaurar por la provisión hecha por este bendito de Dios.

¿Cuál fue la razón de esta bendición? Pues que este hombre no había rehusado “a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto”. La traducción hebrea dice literalmente: “pues no ha abandonado su lealtad a los vivos ni a los muertos”. Con esta declaración Noemí reconoció que Booz había ayudado a estas dos viudas, las sobrevivientes, cumpliendo con sus responsabilidades hacia los tres difuntos, sus parientes cercanos, pero ahora muertos.

“Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos”. Noemí no tardó mucho en descubrir la identidad de aquel varón a quien Rut llamó Booz. No sabemos cómo era la relación de Noemí y Booz antes de salir de Belén, pero ahora ella sabe que su aparición en esta escena provee el medio de la redención, por ser uno de los familiares cercanos que las podía redimir.

“Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega”. Esto fue lo otro que aquel varón le dijo a Rut. Con esto Booz le estaba asegurando dos cosas: ya ella no estaría trabajando sola, pero además ella estaría recogiendo hasta el final de la cosecha. Esta seguridad debió darle paz a Noemí. Ahora ella está entendiendo mejor en qué dirección les está llevando su Dios.

Los planes de Dios tienen distintas etapas, algunas veces no entendidas, pero al final veremos que los acontecimientos que pasaron en nuestras vidas revelan Su voluntad y el fiel cumplimiento de ella.

El Libro de Rut Estudio 26

El final de la cosecha

“Y Noemí respondió a Rut su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas y que no te encuentren en otro campo. Estuvo, pues, junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y la del trigo; y vivía con su suegra” (Rut 2:22-23).

Dijimos en una entrega anterior que cada capítulo de esta historia está lleno de profundo significado e insertado en los planes de la redención divina, nos va llevando de una escena a la otra, como si se tratara de eslabones debidamente conectados hasta el final, en una especie de revelación progresiva, donde Rut llegará a ser parte de la historia del Mesías prometido.

“Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas”. La manera como Noemí lleva ahora los acontecimientos de esta historia nos muestra a una mujer sabia, pero a la vez como alguien que sabe de la bendición de seguir cerca de su pariente Booz, para su seguridad futura, porque ya lo está viendo como la provisión de un esposo para Rut; de allí la recomendación de salir solo con las criadas de su pariente.

“Y que no te encuentren en otro campo”. La frase “mejor es” indicaba la importancia de seguir donde la providencia había dirigido a Rut. Aquel encuentro no fue casual. Booz era un hombre muy generoso, y seguir bajo su cobertura, sin ir a otro campo, era lo mejor para las dos. En el contexto espiritual es lo mismo: Para qué buscar provisión en “otro campo” cuando Dios nos ha puesto en un lugar seguro. El encuentro con nuestro “Booz” es para una relación estable.

“Estuvo… hasta que se acabó la siega de la cebada y la del trigo”. Rut sabía cuan rápido era el tiempo de la cosecha de esos cereales. De esta manera y después de contar con el aval de Booz y de su suegra, Rut siguió trabajando hasta el final de la cosecha. Ya eran conocidas sus cualidades como mujer esforzada y lo último que haría sería quedarse en casa. Para ella, el trabajo había que acabarlo, y asegurar con esto la provisión en el tiempo de escasez.

“Y vivía con su suegra”. Esta oración final no fue puesta como un mero agregado. El autor se aseguró de mencionarlo, porque a partir de ahora la protagonista para unir al “soltero más codiciado de Belén” y la bella y hermosa joven moabita, será Noemí. Seguir viviendo con su suegra era anclarse en la bendición de todo lo bueno que está por venir. He aquí el modelo de una suegra cuya experiencia y sabiduría hacen la diferencia en la vida de su nuera.

Al creyente cuya vida ha sido diligente, le acompañan siempre las bendiciones.

El Libro de Rut Estudio # 27

Buscando al pariente cercano

“Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas” (Rut 3:1-2).

Hemos dicho que el libro de Rut tiene a tres protagonistas centrales: Rut, la joven moabita, Booz el soltero de Belén, y Noemí, la viuda de Elimec, y será ella la encargada de enlazar y de “armar” esta futura relación matrimonial. Nadie como ella para conocer las leyes judías en torno al asunto del pariente redentor. Noemí sabe que ella ya no puede tener más esposo, pero su nuera si, y este es el momento para buscarlo.

“Después le dijo su suegra Noemí”. Este “después” abarca el tiempo cuando ya la cosecha había pasado. Seguramente Rut y Booz habían pasado todo este tiempo juntos para conocerse. Pero ese “conocerse” no era como el de hoy, donde las parejas salen y comienzan a establecer una relación. El conocimiento entre los dos fue el que se dió en el grupo mismo.

Hay algo interesante en esto. La manera cómo Rut conoció a Booz y cómo él la conoció a ella, se dio en medio del trabajo, y de la convivencia en los momentos de las comidas, o cuando ella salía a recoger los granos dejados. Esa manera de conocerse, más que tener una “cita”, les permitió a ambos ver sus virtudes delante de los demás y eso trajo más confianza. No siempre en una invitación a salir se conocen las verdaderas intenciones de un hombre hacia una mujer.

“¿No he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien?”. La palabra “hogar” usada por Noemí, es la misma usada para descanso que se usó en Rut 1:9, cuando la suegra les recomendó a las dos nueras regresar a su gente para encontrar seguridad. Noemí sabía que Rut podía estar mejor cuidada si se casaba. Rut no podía consumir su vida y juventud sólo cuidando de Noemí, sin tener la oportunidad de volverse a casar.

“¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado?” . Una lectura fría a esta pregunta pudiera verse como que Noemí le estaba metiendo a Rut por los ojos a Booz. Pero Noemí no estaba conspirando para convertir a Rut en una “atrapa hombres”. La sugerencia era posible debido a la costumbre peculiar del antiguo Israel con el pariente cercano. Aquí entra la palabra hebrea goel, un salvaguarda de las personas, la propiedad y la posteridad de la familia.

“He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas”. Esta acción consistía en tirar el grano contra el viento para que quedara separado y esto permitiera una mejor recogida. Booz hacia esto después que todos los obreros se iban, por lo tanto, quedó solo en la era, y Noemí sabía muy bien esto. Todo parece estar preparado. Noemí tiene su plan bien trazado.

En los planes divinos, Dios puede usar también los planes humanos; pero él sigue siendo soberano.

El Libro de Rut Estudio # 28

Una osada propuesta

“Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer. Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes.” (Rut 3:3-5).

Este parece ser el capítulo de Noemí. Su deseo por darle un hogar a Rut sigue un plan de acción, con una propuesta osada, arriesgada y sumamente comprometedora para la joven moabita. Noemí ahora hace el papel de cupido, orquestando el camino para unir en matrimonio a su pariente cercano con la joven viuda, quien hasta ese momento le había acompañado.

“Te lavarás… te ungirás, y vistiéndote tus vestidos…”. He aquí el consejo de una mujer adulta con un profundo conocimiento del comportamiento masculino. Le dijo a Rut que se pusiera bien bonita, con algunos de esos vestidos adquiridos en alguna tienda de Belén, pero además que oliera bien. Una vez hecho esto “irás a la era” por cuando Booz se quedaría allí solo, cuidando la cosecha, después que los obreros se hubieran ido. A Noemí no se le escapó ningún detalle en su plan.

“Mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber”. Cuando uno sigue el hilo de esta “novela romántica” pareciera ir en suspendo en cada uno de sus capítulos. ¿Qué le estaba proponiendo Noemí a Rut al ir a este encuentro sola, en un lugar solo, y con un soltero? Bueno, para no dejar que la mente se vaya en otra dirección, Dios está detrás de todo esto.

“Y cuando él se acueste…irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí”. Esta osadía pudiera verse como un gesto provocativo, con la insinuación de Rut para ofrecerse sexualmente a Booz. Pero no es así como debiera entenderse esto en aquella época. Culturalmente habla más bien de un acto de sumisión total.

El papel de Rut era la de una verdadera sierva, al acostarse a los pies de su amo y estar listo para cualquier orden de él. La propuesta de Noemí de acostarse a los pies de Booz era de total humildad y sumisión. En este aspecto no debemos perder de vista el panorama general. Rut vino a reclamar lo suyo por ser Booz su pariente-redentor, pero no vino exigiendo su derecho.

“Y él te dirá lo que hayas de hacer”. Esta oración completa la intriga del texto. El asunto ahora quedó en manos de Booz. La manera cómo él va a actuar en ese momento, donde se encontrará en medio de la noche con una mujer acostada a sus pies, es digno de la más grande imitación para cualquier hombre. La vida de Booz se había caracterizado por la pureza y la castidad hasta conocer la voluntad de Dios para su vida.

En la obediencia de Rut vemos un acto que terminaría en una bendición inesperada.

El Libro de Rut Estudio # 29

Cumpliendo con el deber de sierva

“Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó” (Rut 3:6-7).

La hora había llegado, he aquí el momento de un encuentro extraño, en la noche, diseñado por Noemí para saber si este hombre tomaría a Rut como su futura esposa. Esta es la parte más arriesgada de esta historia de amor. Literalmente Noemí expuso a su nuera a una condición de un posible rechazo, sin embargo, algo le decía a ella que su plan iba por buen camino.

Rut “hizo todo lo que su suegra le había mandado”. Cuánto significado hay en esta oración. Hasta ahora Rut lo único que ha hecho es obedecer a Noemí. La obediencia fue la más grande característica de aquella joven moabita. Desde el mismo momento cuando le rogó a su suegra que no la dejara, hasta ir a las cosechas, la obediencia fue para Rut una devoción irrenunciable.

“Booz… se retiró a dormir a un lado del montón”. La oración completa nos habla de un Booz comiendo, bebiendo y alegrándose, y después yendo al descanso. Si nos damos cuenta de los detalles, el lugar para dormir de un acaudalado como Booz, no era el apropiado. Se durmió al lado del montón para proteger su cebada de los ladrones. Él era como “la puerta de las ovejas” cuando Jesús habló de los ladrones. Quien fuera allí tenía que pasar por encima de él.

Un comentarista explica esta acción, diciendo: “Había una buena razón por la que Booz dormía en la era. Estos eran los días de los Jueces, cuando había mucha inestabilidad política y social en Israel. No era inusual que bandas de ladrones vinieran y robaran todo el grano que un agricultor había cultivado con tanto esfuerzo. Booz dormía en la era para proteger su cosecha contra el tipo de ataques descritos en 1 Samuel 23:1.” (enduringword, comentario-biblico, Rut-03).

“Entonces ella vino calladamente”. Como para que el momento sea más intrigante, esta fue la manera cómo Rut entró al lugar exacto donde se encontraba Booz. Entrar “calladamente” sin anunciarse era una acción temeraria porque Booz sabía de la incursión de los ladrones. Booz debió tener consigo algún arma para defenderse si era agredido mientras en ese lugar. Así que, pensar en una Rut caminando sin hacer ruido, hacia el momento aún más intrigante.

“Y le descubrió los pies y se acostó”. Qué se está imaginando al leer esta frase. ¿Iba Booz a rechazarla como una mujer fácil y la echaría de allí? ¿Se aprovecharía de esta situación y de la joven sin tener ningún deseo de casarse con ella? Si bien esto fue el riesgo que corrió Noemí al llevar a Rut a hacer esto, su apuesta estaba confiada en la honorabilidad de su pariente, y esto fue lo que prevaleció en el momento cuando todo el plan pudo fracasar totalmente.

Lo más fácil para un hombre sin temor a Dios es pecar, y más aún cuando es expuesto al deseo de la carne, pero un hombre de Dios será preservarse puro, porque Dios no lo dejará ser tentado hasta donde no pueda resistir. Esa fue la experiencia de aquel justo hombre llamado Booz.

Cuando la obediencia se hace en nombre de Dios, el riesgo al fracaso quedará en Sus manos.

El Libro de Rut Estudio # 30

La mujer de la media noche

“Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.” (Rut 3:8-9).

La “novela de suspenso” ingeniada por Noemí hasta ahora ha funcionado. La obediencia absoluta de Rut ha ayudado, y ahora todo pareciera depender de la actitud de Booz. Del texto anterior recordamos a Rut entrando “calladamente” al lugar donde estaba su jefe Booz durmiendo plácidamente; el vino sirve de relajante para dormir, cuando se usa con moderación. Sin embargo, aquel sueño fue interrumpido porque alguien se acostó a sus pies.

“Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre”. Como era de esperarse, en algún momento Booz se despertaría y “la media noche” fue el tiempo cuando eso sucedió; y la sorpresa no pudo ser mayor: ¡hay una mujer durmiendo a su lado! Otra versión dice que Booz se “despertó de pronto y se dio vuelta”. El término “estremecer” sugiere la idea de mover todo su ser, producto de una situación inesperada. Lo impensable estaba por suceder.

“Y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies”. Esta era una escena asombrosa. Booz estaba allí para cuidar su cosecha de los ladrones, pero ahora se encuentra con una mujer a sus pies, por lo tanto, la reacción para defender su era se debió tornar en una escena comprometedora, porque Booz sabía que los tiempos de las cosechas se prestaba para la promiscuidad sexual, y aquel será el momento para comprobar su abstinencia guardada en su soltería.

“¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva”. La oscuridad de la media noche no permitía a Booz saber quién era el “intruso” que había entrado a su privacidad, aunque el olor del perfume reveló que el visitante era femenino. Booz preguntó lo que era lógico: “¿Quién eres?”. “¿Quién tuvo la osadía de entrar a mí era?”. Bueno, la respuesta vino pronto: “Yo soy Rut tu sierva”. La voz de Rut tranquilizó a Booz y se abrió un dialogo en aquella media noche.

“Extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano”. Rut no tenía tiempo para perder. El haber llegado hasta allí en una misión llena de tanto riesgo era para manifestarle a Booz lo que debería hacer como pariente cercano. Ella valientemente le pidió a Booz que la tomara en matrimonio, siendo esto el significado de la frase “extiende sobre mí la punta de tu manto”. Literalmente quería decir: “Soy viuda, tómame como tu esposa”.

“Por cuanto eres pariente cercano”. Esta era una frase con la que Rut fue instruida por su suegra Noemí, y ella debería decir esto, antes que otra cosa. La actitud de Rut no fue algo indecente al entrar y acostarse al lado de Booz. Fue audaz, pero no inapropiado. Booz era el goel (redentor cercano), y ahora estaba en sus manos las demandas de la ley en torno a la redención.

La petición de Rut no era cualquier cosa. Ella supo quién era su “goel”, y ahora se prepara para dar el gran salto de su vida. No era poco lo que pedía. Booz habría de elevar a Rut del estatus de sierva moabita, al de esposa y heredera en la línea mesiánica de Judá. La visita de esa dama a la media noche, con el soltero de Belén, tendría propósitos eternos desconocidos por Rut.

Para los puros, todas las cosas le son puras, y esto es lo que vemos en esta hermosa historia.

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