¿Fue Tomás Un Pragmático, Presentado y Averiguado?

Jesús reunió a sus discípulos para compartir la última cena en la celebración de la pascua judía, era una especie de despedida de ellos, y les hace promesas respecto a su partida.

El supone que con tres años de estar juntos, sus amigos ya saben a donde se dirige, sus planes y el camino para seguirle. Aunque no saben como llegar a él, como que hay un silencio y nadie se atreve a preguntar ni la dirección, ni teléfono ni siquiera el Facebook. Pero aquí vemos en acción a Tomás un averiguado el que descubrió que había un doble problema en las palabras de Jesús. Puesto que ni él ni los otros conocían el punto de destino ¿Cómo iban de conocer el camino? El entendió literalmente el mensaje de Jesús y le pido una explicación.

Cuantas personas han llegado a perderse por no tener un mapa, o no saberlo interpretar, o por vergüenza de no preguntar a donde ir.

Ahora existen aparatos para usar en su auto GPS que usted solamente le programa el lugar a donde se dirige y ellos le indican por que camino coger, donde cruzar y la densidad del tráfico, pero hay un pequeño detalle usted tiene que saber la dirección exacta a donde se dirige. Sin este dato de nada nos sirve la tecnología pues no sabremos como llegar.

Tomás era una persona que no se intimidaba, si tenía dudas preguntaba, un dicho muy común en nuestros días es que no hay preguntas tontas, solo tontos que no preguntan.

Para saber debemos de preguntar, nosotros ahora contamos además del Espíritu Santo con diversas versiones de la Biblia y ayuda de diccionarios y muchísima herramientas para comprender el significado de las escrituras, pero los discípulos solo tenía a Jesús y no por mucho tiempo, tenía que aprovechar toda clase de oportunidades para preguntar sobre sus dudas. Sería un desperdicio que teniendo al maestro de maestros usted no le pregunte sus inquietudes sobre temas que no entienda.

Entonces Jesús hace esta declaración:

Juan 14:6

Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre si no por mi.

Jesús mostró un camino para la paz, la esperanza y la seguridad eternas.

Jesús no solo nos muestra el camino, si no que El es el único camino para llegar a Dios.

Desde Adán y Eva el hombre siempre quiso restaurar su relación con Dios mediante actividades religiosas, pero solo se podía restaurar por medio de Cristo.

Por medio de aquel hombre en la cruz -El que fue engendrado por el Espíritu Santo en el vientre de la virgen María y declarado Hijo de Dios-  cuando fue crucificado hizo posible nuestra libertad de esa maldición.

Cuando éramos esclavos del pecado, el nos redimió, para liberarnos, quiere decir que el pagó el precio por nuestra libertad, el precio fue muy alto, el pagó con su vida por la nuestra. Toda, toda su sangre fue derramada por nosotros, para hacernos libres, o sea absolvernos de todo pecado. Fue el acto por el cual Dios canceló toda la deuda humana con la muerte expiatoria y redentora de Jesús.

Esta justificación, por la cual se obtiene la salvación, solo es por gracia, por la fe de creer que Jesús en aquella cruz pagó el rescate por todos.

Solo necesitamos creer y confesar, es el único requisito para entrar al cielo, es nuestro pasaporte, si creemos que Jesús murió en aquella cruz por nosotros y confesamos que nos arrepentimos de nuestros pecados y que Jesús es nuestro Rey, el Señor pondrá su sello sobre nosotros, nos inscribirá en el Libro de la Vida el cual nos abrirá las puertas del cielo cuando partamos de este mundo.

HASTA NO VE NO CREER

Juan 20:24-25

Pero Tomás uno de los doce llamado Dídimo no estaba con ellos cuando Jesús vino.

Le dijeron pues los otros discípulos: al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mis dedos en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

Ellos se esforzaban por convencer a Tomás pero él no aceptaba el testimonio de sus compañeros como suficiente evidencia de que el que habían visto era realmente su maestro.

Sin embargo si vemos el cuadro completo en el versículo 20 nos dice que Jesús les mostró las manos y el costado a los discípulos como una evidencia ocular y tangible de su resurrección, pues el lugar donde se encontraban estaba cerrado, nadie podía entrar sin ser percibido. Tenía que demostrar que no era un fantasma. En el evangelio de Lucas Jesús les dice: Mirad, palpadme, no soy un espíritu.

Tenían la puerta cerrada por miedo a los judíos. Es interesante que mientras diez estaban escondidos, Tomás no estaba allí, podemos pensar que así como era de práctico, era el único que no quiso quedarse encerrado y se atrevió a salir a la calle.

Le acusamos de incrédulo y ha sido etiquetado por eso más que por cualquier otra cosa. Pero en una ocasión anterior Jesús les había dado unas recomendaciones que quizás daban vueltas en su cabecita.

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