El escogido de Dios

La vida tenía que continuar y ocuparse de sacar adelante a la familia era algo impostergable y en eso se ocupaba Gedeón, sacudiendo un poco de trigo para comer.

Al observar un panorama de la Biblia encontramos que los hombres y mujeres llamados por Dios para realizar sus planes, estaban ocupados en actividades importantes, es decir no se encontraban desocupados, o flojeando, sino ocupados viviendo sus vidas realizando labores cotidianas.

Ninguno de ellos parecía tener el tiempo para hacer algo para Dios, pero el llamado del Señor fue más fuerte de aquello en lo que estaban ocupando sus vidas. Ninguna persona que diga conocer al señor puede pretextar no servir a Dios a causa de alguna actividad, pues los servidores de Dios no encuentran mayor significación a sus vidas que darla a los asuntos del su Señor.

II. Los escogidos de Dios son personas con energía (vers. 14)

“…ve con esta tu fuerza y salvarás a Israel…”

El Señor nos invita a actuar y no solo a ser pasivos en los eventos que él esta desarrollando. Gedeón fue invitado por Dios a conocerlo liberando al pueblo de Israel: Para eso Dios haría lo que al Él correspondería; pero también las cualidades de fuerza y energía de Gedeón eran importantes.

Un siervo de Dios sin fuerza y energía es como un pianista sin manos, un corredor sin pies, un orador sin voz; pues la fuerza y la energía son herramientas que se necesitan para lavar acabo la misión de Dios. Napoleón dijo: que debía su éxito a la juventud, la salud y la habilidad de soportar el desgaste físico sin límites.

Florence Nightingale se mantenía en pie durante 20 horas seguidas, distribuyendo habitaciones, provisiones, dirigiendo el trabajo o asistiendo a las operaciones.

Juan Wesley, viajó el equivalente a diez vueltas alrededor del mundo pasando por el ecuador y predico hasta 15 veces a la semana durante 50 años. Leía libros mientras viajaba y cuando pasaba de los 80 años de edad se quejaba de no poder trabajar más que 15 horas al día.

Las fuerzas de Gedeón

Las fuerzas de Gedeón eran determinantes, era el entusiasmo que él pusiera en la misión haría mucho para que el éxito fuera realidad. La fuerza y la energía es el esfuerzo vigoroso del poder y la capacidad de actuar o ser activo.

En las tareas del Señor no debe haber lugar a la inercia;  la pasividad y solo observar el mover de Dios. ÉL no bendecirá la flojera de nadie.

No hay que esperar a tener un puesto para servir a Dios. Para conseguir las metas del Señor debemos participar con nuestra fuerza y energía que es la parte de nos toca dar en esta misión importante.

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