Mujeres en ministerio

Otro factor que se debe tomar en cuenta tanto en 1 Timoteo 2:9-15 como en 1 Corintios 14:34-35 es el contexto de la relación esposo-esposa. En el pasaje de 1 Timoteo, hay indicios de que esta relación resalta en el pensamiento del Apóstol al tratar los asuntos que presenta. Evoca, pues, la primera pareja como ejemplo al hacer sus argumentos que las mujeres debieran hacer caso a sus esposos más bien que tratar de enseñarles a ellos o ejercer sobre ellos autoridad (1 Timoteo 2:12) [53].

La palabra en el versículo 11 traducida «sujeción» es jupotagé en el griego. Este vocablo lleva el sentido de una disposición de tomar su lugar apropiado en el designio de las cosas y de la sociedad [54]. Y el «silencio» pedido en el versículo 12 (gr. jesuchía) a menudo quiere decir quietud más bien que silencio absoluto [55].

Estas consideraciones debieran templar nuestro entendimiento de lo que se está pidiendo de las mujeres en 1 Timoteo 2:9-15. Además habremos de considerar que se trata de instrucciones a mujeres casadas. Esto indica que la quietud y la sujeción que Pablo tiene en mente son las de esposa a esposo en el contexto de la cultura greco-romana del primer siglo.

Charles K. Barrett reporta un dicho de Plutarco al efecto que no sólo el brazo, sino también la voz de una mujer modesta no deben ser percibidas en público y que ella debiera sentir vergüenza igual a ser oída que a estar sin ropa suficiente para cubrirse [56]. Claro es que estas actitudes son extremas y no corresponden a las de nuestra sociedad.

Sin embargo, nos pueden explicar cómo la sociedad de aquel entonces habría visto el hecho de mujeres cristianas ostensiblemente haciendo uso de su libertad en Cristo para hablar en las reuniones con la misma soltura que se acostumbraban los hombres.

También nos da una pista del por qué Pablo diría que es indecoroso que una mujer hable en la congregación (1 Corintios 14:35). Pablo está muy al tanto de cuán necesario es que las mujeres, liberadas por su experiencia de vida en Cristo, eviten escándalo innecesario al tener en poco las pautas sociales de aquel entonces.

Tenían que proceder con mucha sabiduría al hacer uso de su recién lograda libertad en Cristo [57]. Si uno toma en cuenta las realidades histórico-culturales ya presentadas y si también se considera todo lo que la Biblia dice relativo a las mujeres en ministerio, emerge otro cuadro muy diferente que si uno sólo considera los pasajes que hemos presentado hasta aquí interpretándolos sin la luz de su contexto histórico-cultural.

El apoyo del Apóstol a mujeres en ministerio – Estudio bíblico para mujeres cristianas

Al considerar en una manera más global lo que Pablo dice acerca de las mujeres en ministerio, encontramos una actitud de apoyo hacia ellas, especialmente las que están activas en la obra. Keener ha observado que Pablo recomienda en su ministerio la mayoría de las mujeres que menciona, aunque sólo una cuarta parte de los hombres que nombra [58].

Febe a quien Pablo recomienda a los creyentes en Roma (Romanos 16:1) es identificada como diaconisa. Aunque algunos dirían que la palabra griega diákonon aquí refiere a cualquier tipo de servicio, [59] Filipenses 1:1 indica que el vocablo podía ser usado durante el tiempo de Pablo como término técnico para nombrar cierto tipo de oficial en la iglesia [60].

Por la manera en que Pablo la recomienda a Febe, muchos han opinado que es ella quien llevó la epístola a Roma. Y si es así, la costumbre de aquel entonces dictaba que preguntas que los destinatarios tuviesen acerca de asuntos no tratados directamente en la carta fueran contestadas por ella [61].

Están también María, y las mellizas Trifena y Trifosa que Pablo recomienda por haber trabajado mucho entre los hermanos y en el Señor (Romanos 16:6, 12) [62]. El verbo griego utilizado para señalar su servicio en el Señor (kopiáo) aunque a veces usado en referencia al trabajo físico, es empleado por Pablo en varios contextos similares a los que tenemos aquí para indicar labor de índole espiritual y de ministerio (1 Corintios 16:16; Gálatas 4:11; Filipenses 2:16; Colosenses 1:29; 1 Tesalonocenses 5:12; 1 Timoteo 4:10; 1 Timoteo 5:17). Evodia y Síntique son mencionadas entre «colaboradores» del Apóstol y como compañeras de combate con él, presumiblemente en el Evangelio (Filipenses 4:2-3).

También recomendadas hay mujeres que, a las mejores luces, ministraban junto con sus esposos. Priscila y Aquila reciben reconocimiento de parte de Pablo al él llamarles «mis colaboradores en Cristo Jesús». Y muestra gran aprecio por esta pareja al decir que ellos habían arriesgado sus propias vidas por él y al mencionar que sus acciones habían sido gratas tanto a él como también a todas las iglesias de los gentiles. La recomendación es buenísima, y se trata de personas cuyo ministerio tuvo gran impacto en el buen desarrollo de la obra (p.ej. Hechos 18:24-28).

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