Mujeres en ministerio

Priscila, en compañía con su esposo Aquila, al venir de Roma trabajaba en la obra junto con él entre los gentiles de Asia Menor. A menudo su labor era en apoyo al ministerio y en cooperación con la del apóstol Pablo. Es especialmente interesante lo de Priscila, puesto que, en las seis menciones de ella y su esposo, cuatro veces el nombre de ella va primero indicando que, de alguna manera, era la más prominente de los dos (Hechos 18:18, 26; Romanos 16:3; 2 Timoteo 4:19).

Y cuando Priscila y Aquila tomaron aparte a Apolos para exponerle «más exactamente el camino de Dios», el pasaje nos hace entender que tanto Priscila como Aquila eran activos en el asunto (Hechos 18:24-26). Otra pareja que Pablo menciona como «ilustres entre los apóstoles» [30] son Andrónico y Junia (Romanos 16:7). Estaban presentes en Roma al enviar el Apóstol su epístola a esta ciudad, y por la manera en que Pablo les saluda, se sobreentiende que estaban activos en ministerio allí.

Estudio bíblico para mujeres cristianas

El papel de la mujer en el matrimonio y en la familia

Al considerar lo que se dice de la mujer en las epístolas de Pablo, conviene considerar con algo de detalle su lugar en el matrimonio y en la familia. Pues este aspecto de su papel en la sociedad influye mucho en el cuadro histórico-cultural relativo a la mujer, y también es una consideración importante en lo que Pablo dice referente a ella.

Primeramente habríamos de considerar que la «casa» como la hallamos referida en escritos de esta época no era necesariamente lo que actualmente entendemos por este vocablo. Una de las instituciones más fundamentales de la sociedad greco-romana era la casa o familia (gr. oikos, lat. domus).

Abarcados en esta unidad eran los miembros de la familia principal que fueran dueños de la casa y comúnmente otros como jornaleros que trabajaban en las empresas de la casa, libertos que ya no eran esclavos pero que en alguna manera dependían de ella, esclavos de la casa, inquilinos y a veces personas que eran socios de los dueños en alguna empresa u oficio que se realizaba en ella [31].

En esta misma capacidad trabajó Pablo con Aquila en su oficio de «hacer tiendas» (Hechos 18:2-3) [32]. Se nota, entonces, que la «casa» referida en el Nuevo Testamento podría tratarse de toda una comunidad de personas relacionadas en varias maneras las unas para con las otras.

Y lo más probable es que en los pasajes siguientes, lo que se contempla es un oikos de esta índole: la casa de Cornelio mencionada en Hechos 10:2 y 11:14; casa de Lidia en Hechos 16:14; la del carcelero de Filipos en Hechos 16:31-34; la casa de Crispo mencionada en Hechos 18:8; la casa de Aquila y Priscila en Romanos 16:3-5 y 1 Corintios 19:19; casas de Aristóbulo y de Narciso en Romanos 16:10-11; la casa de Cesar que seguramente incluía muchísimas personas se menciona en Filipenses 4:22; y la de Ninfas en Colosenses 4:15. En 2 Timoteo 2:20 tenemos una ilustración referente a «una casa grande» de esta índole; y la casa de Filemón obviamente incluía a otros que no integraban su familia inmediata además que Onésimo (Filemón 1-2).

Puesto que la «casa» referida parecía una empresa o una comunidad, el manejo y la organización de la misma era asunto de interés e importancia. Desde el tiempo de Aristóteles el manejo adecuado de los elementos que componen una «casa» se ha considerado asunto digno de estudio por los filósofos y moralistas griegos [33].

Los elementos fundamentales eran tres: los esclavos y servientes, los hijos, y la esposa. Aristóteles, por ejemplo inicia palabras sobre el código de la casa así: «Las partes primeras y más fundamentales de una familia son amo y esclavo, esposo y esposa, padre e hijos.

Por ende tenemos que considerar cómo cada una de estas relaciones debiera ser» [34]. La casa y su buen manejo tenía una importancia tal entre los maestros seculares de la ética griega que hasta ligaban la estabilidad del estado-ciudad al manejo responsable de las casas [35].

Al entender lo importante de la casa y su buen manejo para la cultura en la cual Pablo ministraba, no es de sorprenderse que refería también estos mismos valores en sus comunicaciones. En Tito 2:1-10 enfoca las responsabilidades hacia otros con la mira hacia el buen funcionamiento de las casas que los miembros de la iglesia integraban [36]. El cristianismo traía muchas influencias libertadoras y de igualdad; pues el apóstol Pablo podía decir, «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gálatas 3:28).

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